La vitamina D es un nutriente importante para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano, además de otras 12 vitaminas esenciales.
Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explica cómo puede obtenerse la vitamina D.
Se logra de tres maneras: a través de la piel, de la dieta y de suplementos. El cuerpo forma la vitamina D naturalmente después de la exposición al sol. Sin embargo, demasiado sol puede llevar al envejecimiento y el cáncer de la piel, así que muchas personas tratan de obtener su vitamina D de otras fuentes”.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) señalan los alimentos que se destacan por su contenido elevado de vitamina D:
- “Los pescados grasos, como la trucha, el salmón, el atún y la caballa, así como los aceites de hígado de pescado, se encuentran entre las mejores fuentes naturales de vitamina D.
- El hígado de ganado vacuno, la yema de huevo y el queso contienen cantidades pequeñas de vitamina D.
- Los hongos aportan algo de vitamina D. Algunos hongos se exponen a la luz ultravioleta para aumentar su contenido de vitamina D”.
De igual manera, es necesario destacar que todas las personas no deben consumir las mismas cantidades de vitamina D. Los indicadores según la edad son los siguientes:
- Bebés hasta los 12 meses: 10 mcg (400 UI).
- Niños de 1 a 13 años: 15 mcg (600 UI).
- Adolescentes de 14 a 18 años: 15 mcg (600 UI).
- Adultos de 19 a 70 años: 15 mcg (600 UI).
- Adultos mayores de 71 años: 20 mcg (800 UI).
- Mujeres y adolescentes embarazadas o en período de lactancia: 15 mcg (600 UI).
Este nutriente se debe consumir con moderación porque cuando se ingiere en exceso Medline Plus afirma que causa hipervitaminosis D, una condición que puede dañar los riñones, los tejidos blandos y los huesos. Por ello, se recomienda no tomarlo todos los días.
Vitaminas necesarias para fortalecer el sistema inmunológico
Vitamina C
El portal Cocina Vital asegura que este nutriente actúa en el organismo como una barrera externa que impide el paso de bacterias y virus. De igual forma, favorece la producción de colágeno, un componente muy importante para la piel, los huesos, los vasos sanguíneos, los cartílagos y la mucosa.
Esta vitamina se encuentra de manera natural en alimentos como: cítricos; naranja, limón y toronja, en frutas como la guayaba, kiwi, mango, piña, melón, fresas y bayas; también en las verduras como los pimientos, tomates, col y hortalizas, en general.
Vitamina E
Esta vitamina se caracteriza por ser un gran antioxidante, que cuida al organismo de la formación de moléculas tóxicas. También se ha comprobado que aumenta la respuesta inmunológica, precisa Cocina Vital.
Algunos alimentos ricos en vitamina E son el aceite de canola, el de oliva, la margarina, las almendras y el maní. Así mismo, se puede obtener de las carnes, los productos lácteos, los vegetales de hoja verde y los cereales fortificados. Además, está disponible como un suplemento oral en forma de cápsulas o gotas.
Vitamina A
Según el médico y máster en nutrición humana, Jaume Serra, en una publicación escrita en el portal Cuerpo Mente, el déficit de este nutriente genera una alteración de la inmunidad innata mediada por células y de la secreción de anticuerpos. Además, es esencial para la integridad de las mucosas implicadas en el sistema defensivo que evita la entrada de agentes patógenos al organismo.
Esta vitamina puede hallarse en la yema de huevo, el hígado y la carne de animales. Otra forma de obtenerla es como provitamina A que abunda en productos de color naranja como la zanahoria, la calabaza, el boniato y el albaricoque.