La enfermedad del hígado graso se caracteriza por el incremento de grasas, como triglicéridos y colesterol, en el hígado. Esta condición puede llevar al agrandamiento del hígado y a una tonalidad amarillenta en el órgano, y en casos más severos, puede resultar en cirrosis hepática. Esta afección está frecuentemente relacionada con factores como el exceso de peso, patrones de alimentación poco saludables y la falta de ejercicio físico. Además, el consumo excesivo de alcohol es una causa común del desarrollo de hígado graso.

¿Cuáles son los síntomas del hígado graso?

En la mayoría de los casos, el hígado graso no presenta síntomas aparentes. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar incomodidad o una sensación leve de dolor en la zona superior derecha del abdomen, conocida como hipocondrio derecho. Algunos cambios físicos notables pueden observarse en individuos con hígado graso, como la aparición de una coloración oscura en la piel en pliegues del cuello y las axilas, que se conoce como acantosis nigricans.

El hígado graso es una enfermedad silenciosa a la que se debe prestar atención para evitar complicaciones mayores. | Foto: Getty Images

¿Cuál es la causa del hígado graso?

Aunque no se conoce con certeza la causa exacta del hígado graso, es comúnmente relacionado con un trastorno metabólico conocido como síndrome metabólico o resistencia a la insulina. Esta irregularidad metabólica a menudo está vinculada a patrones poco saludables de alimentación y falta de ejercicio físico. Entre las causas comunes del hígado graso se encuentra el consumo excesivo de alcohol.

Tratamiento para el hígado graso

El enfoque principal para tratar el hígado graso implica cambios en los hábitos alimenticios a través de una dieta que reduzca la ingesta de carbohidratos (azúcares, harinas, patatas, pastas, pan, maíz) y grasas. Acompañar esta dieta con un aumento en la actividad física es esencial. Por lo general, los medicamentos no forman parte del enfoque típico para tratar el hígado graso. Sin embargo, en ciertos casos, se ha considerado que la vitamina E o la pioglitazona pueden desempeñar un papel en su tratamiento.

Mantener un peso saludable puede evitar que la persona padezca de hígado graso. | Foto: Imagen: Ingimage

¿Las personas con hígado graso pueden beber alcohol?

Aun en cantidades mínimas, el consumo de alcohol puede empeorar las condiciones del hígado en una persona que padece hígado graso. Por lo tanto, el portal hepatitis.cl aconseja que “aquellos afectados por esta enfermedad eviten completamente su consumo”. Además de los efectos directos en el hígado, dejar de consumir alcohol trae consigo una ventaja adicional al reducir la cantidad de calorías que se ingieren, contribuyendo así a la pérdida de peso, ya que las bebidas alcohólicas aportan una cantidad significativa de calorías.

Dieta para personas con hígado graso

De acuerdo con tuasaude.com, “en la dieta diseñada para tratar el hígado graso, es esencial priorizar la inclusión de frutas frescas y sin procesar, verduras recién cosechadas y granos enteros ricos en fibra”.

En contraparte, se debe reducir el consumo de alimentos que contienen altas cantidades de azúcares, tales como bebidas azucaradas, dulces y jugos procesados. También es necesario limitar la ingesta de carbohidratos refinados, como pan blanco, pasta y arroz blanco, así como evitar alimentos ricos en grasas saturadas, como margarina y comidas fritas en general.

Además de hacer cambios en los hábitos alimenticios, la incorporación de actividad física regular es crucial. Esto puede incluir actividades como caminar, correr, hacer ejercicio aeróbico, bailar o nadar, entre otras opciones.

Los cereales integrales pueden ser consumidos por personas con hígado graso. | Foto: Janine Lamontagne/ Getty Images

Alimentos permitidos

Los alimentos que se deben priorizar en la dieta para hígado graso son:

  • Frutas frescas y naturales, como manzana, pera, piña, durazno, papaya, fresas, kiwi, mandarina, naranja, plátanos, melón, sandía, arándanos, frambuesas, limón, ciruela y guanábana;
  • Vegetales frescos, como calabacín, rúcula, espinacas, berenjena, lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, coles, pimentón, ajo, ejotes y berro;
  • Granos y tubérculos, como los frijoles, lentejas, garbanzos, papa y batata;
  • Cereales integrales, como arroz integral, pan integral, pasta integral, arroz salvaje o negro, quinoa y avena en hojuelas;
  • Proteínas magras, como huevos, tofu, carnes rojas magras, pollo y pavo sin piel, debiendo darle preferencia a los pescados;

La dieta para el hígado graso debe caracterizarse por el consumo de alimentos frescos y naturales, con una disminución en el consumo de alimentos procesados.