Orinar es uno de los procesos más importantes en el organismo: es una forma de liberar las toxinas y desechos. Sin embargo, es común ver personas que no van al baño con facilidad.

A nivel médico, esta condición se llama retención urinaria aguda y se presenta cuando las personas tienen cierta incapacidad para orinar, dolor en la parte inferior del abdomen, necesidad de orinar pero sin poder hacerlo e hinchazón en el vientre.

Los dolores pélvicos pueden representar una molestia en el sistema urinario. | Foto: Getty Images

Con base a la información del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK), se sabe que la retención urinaria crónica se desarrolla con el tiempo y puede ser difícil de detectar. La sintomatología que acompaña esta enfermedad es la siguiente:

  • Incapacidad de vaciar la vejiga al orinar
  • Micción frecuente
  • Dificultad para iniciar el flujo de la orina (vacilación)
  • Flujo lento de la orina
  • Necesidad urgente de orinar, pero con poco éxito
  • Sentir la necesidad de orinar después de terminar de orinar
  • Orinarse sin previo aviso
  • Malestar en la zona inferior del abdomen

Las causas de la retención urinaria están relacionadas principalmente por un bloqueo que impide parcial o totalmente el flujo de orina de la vejiga o la uretra, por lo que no se puede mantener la fuerza para eliminar la orina y se impide la expulsión total del fluido.

Para orinar correctamente, es necesario tener libertad en todas las vías urinarias. Normalmente, la orina fluye desde los riñones hasta llegar a la vejiga, por medio de la intervención de los uréteres, para luego salir por la uretra. A la más leve obstaculización en los delgados canales, ir a orinar significará una complicación.

Al ser canales tan delgados, una leve obstrucción puede ser perjudicial. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Si se produce un bloqueo o estrechamiento en algún lugar a lo largo de las vías urinarias, es posible que la persona tenga dificultad para orinar, lo cual puede implicar una dificultad severa. En los casos más graves, puede presentarse una imposibilidad de eliminar la totalidad de las toxinas.

Cuando la enfermedad se desarrolla, pueden ocurrir las siguientes consecuencias médicas:

  • Aumento del grosor en la próstata (hiperplasia benigna)
  • Obstrucción de la salida de la vejiga (estenosis uretral)
  • Prolapso de los órganos pélvicos (cistocele)
  • Cálculos en las vías urinarias
  • Desarrollo de masas pélvicas, tumores, fibromas, pólipos o coágulos no cancerosos
  • Infecciones (principalmente sexuales)
  • Traumas en los órganos urinarios
En casos extremos, es necesaria una intervención quirúrgica. | Foto: Getty Images / AgFang

El problema no radica en no orinar esporádicamente, sino cuando se transforma en una constancia que genera complicaciones adyacentes. En los casos más extremos, es necesaria una intervención quirúrgica. Durante la cirugía, a menudo se le administra al paciente líquido por vía intravenosa para que pueda eliminar de forma natural la orina.

No obstante, la cirugía pélvica puede causar inflamación, tejido cicatricial y traumatismos que pueden bloquear parcial o totalmente el flujo de orina que sale de la vejiga o la uretra. En ese caso, el tiempo de reposo es fundamental para recuperarse al máximo, por el hecho de que una retención de orina requiere tiempos prolongados de restauración.