Hace más de medio siglo, los astronautas del programa Apolo de la NASA llevaron consigo un símbolo profundamente estadounidense a la Luna que desde entonces ha marcado al mundo entero: la bandera de las barras y estrellas. En total, a lo largo de seis misiones exitosas entre 1969 y 1972, se plantaron seis banderas en la superficie lunar, dejando una huella visual imborrable en la historia de la exploración espacial. Pero ¿qué ha sido de estas banderas con el paso del tiempo?
Contrario a lo que muchos podrían pensar, la mayoría de estas banderas siguen en pie, desafiando el implacable entorno lunar. Esto lo sabemos gracias al Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA, que ha captado imágenes que muestran las sombras de las banderas las misiones Apolo 12, 16 y 17.
Sin embargo, no todas las banderas han tenido la misma suerte. La bandera del Apolo 11, la primera en ser plantada por Neil Armstrong y Buzz Aldrin el 20 de julio de 1969, parece haber caído. Aldrin relató que la vio derribarse por la onda expansiva causada por el despegue del módulo lunar. En cuanto las banderas de las misiones Apolo 14 y 15, estas permanecerían en un limbo incierto, con imágenes no concluyentes sobre su estado actual.
Blanqueamiento de las banderas en la Luna
Más allá de si cinco de las seis banderas permanecen en pie, su estado actual está lejos de ser intacto. Los expertos creen que estas banderas, hechas de nailon común, han sufrido una transformación dramática. La intensa radiación solar, sin la protección de una atmósfera, probablemente las ha blanqueado por completo.
“Lo más probable es que el nailon de la bandera se haya degradado como consecuencia de la exposición prolongada a la luz solar”, explicó a Space.com Anne Platoff, bibliotecaria e historiadora de la Universidad de California en Santa Bárbara.
Además del blanqueamiento, las banderas enfrentan otras amenazas. El bombardeo constante de micrometeoritos y las extremas fluctuaciones de temperatura entre el día y la noche lunares podrían haber dejado las telas quebradizas y desgarradas.
Por otra parte, la supervivencia de estos símbolos plantea preguntas fascinantes sobre la preservación de artefactos en el espacio. Y ahora quizás más que nunca debido al renovado interés en la exploración lunar, incluyendo más de 100 misiones planeadas para 2030.
“Nuestra historia es el recurso más valioso y vulnerable que tenemos en la Luna en este momento”, advierte Michelle Hanlon, de la organización For All Moonkind, una organización sin ánimo de lucro dedicada a proteger los alunizajes.
Los Acuerdos Artemis, firmados por 43 países, reconocen la importancia de proteger el “patrimonio del espacio exterior”. Sin embargo, aún no existen directrices específicas sobre cómo salvaguardar estos lugares históricos de posibles daños causados por futuras misiones o eventual turismo espacial.
Banderas estadounidenses y soberanía lunar
Más allá de la preservación de estos artefactos históricos, lo que muchos desconocen es que las banderas no solo marcaron un hito en la exploración humana, sino que también provocaron un intenso debate sobre la soberanía lunar y el verdadero significado de colocar una bandera en el espacio exterior.
En concreto, la decisión de colocar la bandera estadounidense en la Luna –comprada por solo 5,50 dólares en una tienda en Houston y descrita por Aldrin como un símbolo de “unificación casi mística de todas las personas del mundo en ese momento”– generó preocupaciones sobre posibles reivindicaciones territoriales, algo prohibido por el Tratado de las Naciones Unidas sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967. No obstante, la presión del Congreso de EE. UU. prevaleció, argumentando la necesidad de simbolizar el logro nacional.
“En aquella época, la cuestión de si Estados Unidos debía izar una bandera en la Luna era muy controvertida”, explicó Teasel Muir-Harmony, conservadora de la colección Apolo en el Museo Nacional del Aire y del Espacio, a Smithsonian Magazine. “Pero con la presión del Congreso, se decidió izar una bandera en la Luna”, agregó.
Anne Platoff, en un informe para la NASA, destacó cómo el diseño del asta debía permitir que la bandera se mostrase sin viento, una innovación técnica que refleja los desafíos únicos de la ingeniería espacial. Pero el acto también llevaba un mensaje subliminal, como señalaba la propia Platoff, sobre la presencia y influencia de Estados Unidos en el espacio.
“Está claro que el estatus legal de la Luna no se vería afectado por la presencia de una bandera estadounidense en la superficie, pero la NASA era consciente de la controversia internacional que podría producirse como consecuencia de ello”, escribió Platoff en su informe.
Amplia variedad de objetos dejados en la Luna
Además de las banderas, los astronautas dejaron en la Luna una amplia variedad de objetos, que cuentan la historia de la exploración espacial. Desde cámaras de televisión que transmitieron los primeros pasos en la Luna a millones de personas, hasta instrumentos científicos que aún funcionan, como el retrorreflector láser que mide la distancia entre la Tierra y la Luna. Entre los objetos más inusuales se encuentran pelotas de golf, vehículos lunares y hasta desechos humanos.
En el 55 aniversario del primer alunizaje, estos artefactos lunares nos recuerdan no solo un logro estadounidense, sino un hito en la historia de la humanidad. Representan el ingenio, el valor y la cooperación internacional que hicieron posible dar ese “pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”.
De la DW. Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Space.com, Smithsonian Magazine, IFL Science y la NASA.