El ajo es un alimento natural que se ha utilizado desde la antigüedad. Su sabor y versatilidad lo han convertido en uno de los ingredientes más utilizados no solo para la elaboración de platos gastronómicos, sino para la prevención de numerosas enfermedades.

El portal Healthline destaca que tiene una elevada densidad nutricional y muy pocas calorías, lo que hace ideal su consumo. Se le reconoce porque, gracias a sus componentes, ayuda a aliviar infecciones respiratorias, dilata los bronquios, estimula el sistema inmunológico y es un gran desintoxicante para el organismo.

El portal Cuerpo Mente indica que se trata de un alimento que contiene pequeñas cantidades de hierro, silicio, azufre, yodo, manganeso, selenio y vitaminas B1, B2, B6 y C.

Un artículo publicado en el medio digital Business Insider, escrito por Andrea Núñez-Torrón Stock, indica que comer ajo todos los días es un pasaporte a una vida más larga, una protección extra para los huesos y el corazón y una buena forma de cuidar el organismo.

Entre las bondades que aporta el consumo regular de este alimento están, entre otras, que es antiinflamatorio, contiene antioxidantes, sus compuestos activos pueden reducir la presión sanguínea, puede mejorar la salud ósea y, como resultado de sus aportes saludables, ayudaría a prolongar la vida.

El ajo contiene alicina, un compuesto de azufre que le otorga la mayoría de sus propiedades medicinales y el cual se forma cuando se pica, machaca o mastica un diente de ajo, dándole su particular olor. Esta sustancia entra en el cuerpo a través del aparato digestivo y hace su recorrido empleando sus efectos biológicos.

Una de las principales bondades que se le reconocen es su poder antiinflamatorio. El diario El Universal, de México, cita investigaciones publicadas en National Library of Medicine, las cuales revelan que comer ajo ayudaría a reducir dolores y malestares de las articulaciones, por ejemplo.

También se le reconoce por combatir infecciones urinarias, los parásitos intestinales y las infecciones de oído. No obstante, es importante tener claro que no sustituye los antibióticos cuando han sido prescritos por el médico.

Contraindicaciones

A pesar de todos sus beneficios, es importante saber que hay personas que por algunas condiciones especiales de salud no deben consumir este alimento en exceso, pues puede generar afectaciones en su organismo. Esto aplica tanto para quienes los consumen de manera recurrente en condiciones naturales, pero especialmente para aquellos que lo ingieren en formas medicinales como las cápsulas de ajo y otros preparados.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es que es un alimento que en ocasiones es difícil de digerir y es por ello que las personas que son propensas a sufrir de reflujo, acidez y otras afecciones gástricas, deben moderar o limitar su consumo para evitar que se irriten las mucosas. Por esta razón, siempre es mejor consultar con el médico sobre su ingesta permanente.

Por otro lado, el ajo puede intensificar los efectos de los anticoagulantes, como la heparina o warfarina, y de los antiagregantes plaquetarios, lo que favorece la aparición de hemorragias.

“También diversos informes han sugerido que los complementos dietéticos y preparados fitoterapéuticos de ajo pueden aumentar el riesgo de hemorragia en pacientes durante la cirugía, por lo que resulta prudente dejar de tomar dosis elevadas de estos productos unos 10 días antes de una intervención quirúrgica”, precisa información de la editorial académica y científica Elsevier, de Países Bajos.

De igual forma, las personas que padecen de diabetes e ingieren medicamentos para el control de esta enfermedad deben tener precaución con este alimento, puesto que posee efectos hipoglucemiantes, es decir, es capaz de reducir los niveles de glucosa.

Por último, quienes enfrentan padecimientos relacionados con la tiroides también deben cuidar el exceso de ajo, pues debido a su contenido de yodo, es posible que genere complicaciones, pues los alimentos con este mineral estimulan la secreción de tiroxina, la hormona que la glándula tiroides produce en exceso en las personas que padecen de hipertiroidismo.