El sabor y versatilidad del ajo lo han convertido en uno de los ingredientes saludables más utilizados tanto en la preparación de recetas gastronómicas -ya sea en ayunas o no-, como para la prevención y tratamiento de diversos padecimientos de salud.
Es un alimento usado para evitar el desarrollo de patologías relacionadas con el corazón y el sistema sanguíneo, como presión alta, colesterol elevado, enfermedades de las arterias coronarias, ataques al corazón y arteriosclerosis.
Según el portal Healthline, se trata de un producto con un alto aporte nutricional que ayuda a aliviar infecciones respiratorias, dilata los bronquios, estimula el sistema inmunológico y también es viable usarlo como desintoxicante para el organismo.
El portal Cuerpo Mente indica que este alimento contiene pequeñas cantidades de hierro, silicio, azufre, yodo, manganeso, selenio y vitaminas B1, B2, B6 y C y asegura que la mejor forma de consumirlo es crudo, pues al cocinarlo es posible que pierda algunas de sus propiedades. En esta línea, el medio digital Business Insider indica que un diente de ajo crudo apenas tiene cinco calorías, brinda 0,2 gramos de proteína y un gramo de carbohidratos.
“Una manera de conservar al menos una parte de las propiedades al cocinarlo es machacarlo previamente y esperar 30 minutos antes de añadirlo a la cocción. De esta manera se permite que la aliína y la alinasa se mezclen para dar lugar a la alicina, que luego resistirá el calor”, precisa un artículo escrito por el médico naturista e investigador de la Universidad de Zaragoza, Pablo Saz y la fisoterapeuta y periodista, Claudina Navarro.
¿Quiénes lo deben evitar?
Un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España, asegura que los ajos crudos no tienen mayores contraindicaciones en dosis normales y si se toman en ayunas, pero su exceso sí es posible que cause efectos secundarios y hay personas para quienes no es aconsejable consumirlos.
Por ejemplo, los individuos con sistemas digestivos delicados deben evitar este alimento en ayunas, debido que que puede causar irritación de estómago o alergia. Las personas que son propensas a sufrir de reflujo, acidez y otras afecciones gástricas, deben moderar o limitar su consumo para evitar que se irriten las mucosas.
Tampoco es aconsejable para los que consumen medicamentos para la circulación sanguínea, debido a que en ocasiones contrarresta su efecto, dado que es un potente anticoagulante. “Diversos informes han sugerido que los complementos dietéticos y preparados fitoterapéuticos de ajo pueden aumentar el riesgo de hemorragia en pacientes durante la cirugía, por lo que resulta prudente dejar de tomar dosis elevadas de estos productos unos 10 días antes de una intervención quirúrgica”, precisa la editorial académica y científica Elsevier, de Países Bajos.
De igual forma, se ha determinado que puede disminuir la efectividad de fármacos como el saquinavir, utilizado en el tratamiento del VIH, por lo que lo aconsejable es que estos pacientes se abstengan de ingerirlo.
Así mismo, quienes padecen diabetes e ingieren medicamentos para el control de esta enfermedad deben tener precaución, ya que el ajo posee efectos hipoglucemiantes, es decir, es capaz de reducir los niveles de glucosa.
Por otro lado, quienes enfrentan padecimientos relacionados con la tiroides deben cuidar el exceso de ajo, pues debido a su contenido de yodo, es posible que genere complicaciones ya que los alimentos con este mineral estimulan la secreción de tiroxina, la hormona que la glándula tiroides produce en exceso en las personas que padecen de hipertiroidismo.
Por último, en cuanto al embarazo y lactancia, se dice que este alimento podría ser abortivo y también afectar el ciclo menstrual. “Algunos estudios han demostrado que el consumo de ajo por parte de las madres lactantes altera el olor de su leche y la conducta de los lactantes”, asegura Elsevier.
Muchos beneficios
Si bien hay quienes deben evitar o reducir su consumo, los beneficios probados de este alimento son diversos. Por ejemplo, ayuda a reducir los niveles de colesterol “malo” LDL y los triglicéridos en la sangre, debido a que inhiben su oxidación, reduciendo así el riesgo de sufrir arterosclerosis y protegiendo la salud del corazón. El portal de bienestar y salud Tua Saúde indica que también disminuye la presión arterial alta, debido a que ejerce un efecto hipotensor y favorece la circulación de la sangre por ser vasodilatador.
Se dice que puede ser efectivo contra numerosas bacterias, entre ellas la salmonela y la escherichia-coli. A esto se suma que es un antiinflamatorio natural que disminuye la respuesta inflamatoria en el organismo causada por diversas enfermedades. Otras de sus bondades es que previene contra enfermedades neurodegenerativas, tiene propiedades antitóxicas y evita problemas respiratorios.