El dolor de garganta es una molestia, carraspera o irritación de la garganta que a menudo empeora al tragar, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Además, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) indican que las causas del dolor de garganta incluyen:

  • Virus, como los que causan los resfriados o la influenza (gripe).
  • Las bacterias estreptocócicas del grupo A, que causan la infección de garganta por estreptococos (llamada también faringitis estreptocócica).
  • Alergias.
  • Tabaquismo o exposición al humo de segunda mano.

Asimismo, la entidad explicó que los síntomas de un dolor de garganta pueden variar según la causa, pero algunos signos y síntomas son: el dolor o la sensación de picazón en la garganta, dolor que empeora al tragar o hablar, dificultad al tragar, dolor e inflamación de los ganglios en la zona del cuello o la mandíbula, amígdalas rojas e inflamadas, manchas blancas o pus en las amígdalas, o voz ronca o apagada.

En ese sentido, el portal Strepsils entregó una serie de alimentos recomendados para la irritación de garganta:

Banano: Esta, debido a su contenido en vitamina B6, potasio y vitamina C, es una buena opción. De igual manera, al no ser cítrica y tener una textura suave, no se sentirá dolor al ingerirla.

Zanahoria: Si se hierve puede ser rica en vitaminas K, A, C, potasio y fibra, sumado a que fortalece el sistema inmunitario.

Ajo y cebolla: Estas dos comidas siempre se recomiendan cuando hay mucosidades, ya que una de sus funciones es expectorar, por lo que facilitará la eliminación de los mocos.

A su vez, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde indica algunos remedios caseros para aliviar la afección, como el té de menta, las gárgaras con limón, el té de manzanilla con miel, el té de jengibre o el jugo de toronja.

De todos modos, antes de consumir el alimento, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona. Esto significa que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.

Por su parte, la entidad sin ánimo de lucro señala algunas estrategias de cuidado en casa que pueden ayudar a aliviar los síntomas como:

  • Beber líquidos. Los líquidos mantienen la garganta hidratada y evitan la deshidratación, pero es mejor evitar la cafeína y el alcohol, que pueden deshidratar.
  • Probar alimentos y bebidas reconfortantes. Las bebidas calientes, como consomé, té sin cafeína o agua tibia con miel, y los refrigerios fríos, como palitos helados, pueden aliviar el dolor de garganta, pero no se les debe dar miel a bebés menores de un mes de edad.
  • Hacer gárgaras con agua salada. Las gárgaras de agua salada, entre 1/4 y 1/2 cucharadita (1.250 a 2.500 miligramos) de sal de mesa disuelta en cuatro a ocho onzas (120 a 240 mililitros) de agua tibia, pueden ayudar a aliviar el dolor de garganta. Los niños mayores de seis años y los adultos pueden hacer gárgaras con la solución y luego escupirla.
  • Humidificar el aire. Usar un humidificador de aire frío para eliminar el aire seco que puede irritar aún más el dolor de garganta. Hay que asegurarse de limpiar el humidificador regularmente para que no se formen moho ni bacterias. También es bueno sentarse varios minutos en un baño con vapor.
  • Considerar las pastillas o los caramelos duros. Cualquiera de los dos puede aliviar el dolor de garganta, pero no se le deben suministrar a niños de menos de cuatro años, ya que podrían atragantarse.
  • Evitar los agentes irritantes. Evitar el humo de cigarrillo y los productos de limpieza que puedan irritar la garganta.
  • Quedarse en casa hasta curarse. Esto puede ayudar a proteger a los demás de contraer un resfriado u otro virus.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades señalan que se debe consultar a un médico con urgencia si se tiene cualquiera de los siguientes signos o síntomas:

  • Dificultad para respirar.
  • Dificultad para tragar.
  • Sangre en la saliva o la flema.
  • Babeo excesivo (en niños pequeños).
  • Deshidratación.
  • Inflamación y dolor en las articulaciones.
  • Sarpullido.