El hígado está ubicado en la parte superior derecha del abdomen y después de la piel, es el órgano más grande del cuerpo humano. En una persona adulta, este alcanza a pesar alrededor de un kilo y medio (1,500 g). Morfológicamente, está dividido en dos lóbulos, el derecho y el izquierdo.

Cabe mencionar que en la parte inferior derecha del hígado se puede encontrar la vesícula biliar, la cual se encarga de recibir y almacenar la bilis, sustancia excretada por este órgano y que tiene la capacidad de descomponer las grasas de los alimentos consumidos. Por eso, la misma cumple un papel esencial en la digestión.

“Histológicamente, el hígado está constituido principalmente por dos tipos de células: los hepatocitos y las células de Kupffer, las cuales se disponen de una forma particular junto con el sistema arterial y venoso constituyendo el ‘ácido hepático’, que representa la unidad estructural y funcional de la fisiología hepática”, explica el sitio web Asscat Hepatitis.

“Los hepatocitos realizan todas las funciones clásicas del hígado (síntesis, metabolización, etc.), mientras que las células de Kupffer tienen una función inmunológica y de defensa”, agrega el portal. Este órgano es uno de los más importantes del cuerpo, por eso, necesita un cuidado especial.

Hígado. | Foto: GettyImages

Las principales funciones de un órgano como el hígado son almacenar las vitaminas, los minerales y los azúcares que el cuerpo necesita para funcionar de una forma correcta. Además, procesa los alimentos para convertirlos en energía, aspecto esencial para una adecuada nutrición y rendimiento diario.

De igual manera, es necesario destacar que el hígado es capaz de descomponer las sustancias consumidas y que representan efectos perjudiciales para el organismo. Asimismo, se encarga de generar proteínas que pueden ayudar a combatir infecciones y a coagular la sangre. También, limpia el cuerpo de las toxinas que contiene el alcohol y regula los niveles de las hormonas.

Cuando el hígado no se cuida como se debe ser, es muy posible que diferentes trastornos lo empiecen a atacar. Las más comunes son el cáncer de hígado, la cirrosis, la enfermedad de Wilson, los diferentes tipos de hepatitis, la ictericia y el hígado graso.

Esta última, el hígado graso, es una de las afecciones más comunes en este órgano y le causa problemas a miles de personas en Colombia y en diferentes partes del mundo. Como su nombre lo indica, se da por la acumulación de grasa. Los principales síntomas son la inflamación abdominal, tener las palmas rojas y presentar un color amarillento en la piel.

El hígado graso es una enfermedad silenciosa a la que se debe prestar atención para evitar complicaciones mayores. | Foto: Getty Images

Una de las mejores alternativas para cuidar el hígado y evitar su exceso de grasa es manteniendo una dieta alimenticia saludable. Precisamente, algunas semillas son productos naturales ideales para mejorar la salud del hígado. Se trata de las semillas de linaza, chía, semillas de zapallo o girasol. Son buenas para el órgano en cuestión porque son ricas en fibra.

“Estudios científicos han concluido, que los alimentos con alto contenido de fibra, pueden reducir el riesgo y la gravedad de la enfermedad del hígado graso. Esto debido, a que la fibra puede estimular a la microbiota intestinal, promoviendo el buen funcionamiento del intestino, y aumentando la producción de vitaminas, ácidos fenólicos, y otras sustancias antioxidantes y antiinflamatorias, que pueden reducir la inflamación y prevenir el daño celular en el hígado”, reseña la plataforma digital Gundo.

En esta línea, las semillas que mejoran la salud del hígado pueden consumirse enteras, molidas, remojadas, tostadas y cocidas. Su consumo debe ser regular, diario, pero sin llegar a un exceso.

Semillas de chía para el hígado. | Foto: Getty Images

De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista, para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.