Por ahí dicen que en la vida las cosas que valen más no necesariamente son tangibles, ni siquiera se destacan por ser lujosas y ostentosas, tampoco se pueden comprar con grandes fortunas. Y eso es así porque lo más preciado es lo que cultiva cada persona en su interior y cómo lo transmite a los otros.

En ese sentido, ser capaz de fortalecerse emocional y mentalmente para afrontar el día a día con la mejor actitud consigo mismo y hacia los demás, es tan importante como lograr con éxito todos los objetivos del proyecto de vida.

De acuerdo con Psicología y Mente, portal de información acerca de psicología y bienestar, lo anterior es parte del crecimiento personal, entendido como diversas actividades orientadas a tener mejor conciencia sobre el yo y la identidad, con ánimo de desarrollar habilidades personales y relacionales.

La madre mayor abraza a su hija mientras sufre, triste al recordar a su esposo perdido. | Foto: Getty Images

No es un proceso que suceda de la noche a la mañana, por el contrario, es un ejercicio que demanda constantes decisiones a lo largo de la vida, pues son estas las que terminan por definir a una persona.

Como precisan, además, desde el portal La Mente es Maravillosa, el crecimiento personal, a diferencia de la estatura -por ejemplo-, no incrementa conforme se cumplen más años, ya que no es un proceso que suceda por sí solo y necesita de la voluntad del individuo para comprenderse.

¿Pero cómo saber si hay crecimiento personal?

El crecimiento personal es diferente para cada quien y es un camino en el que se avanza de distintas maneras y ritmos. Según relata Psicología y Mente, a veces es necesario detenerse un momento para analizar su mundo interior y exterior para comprenderlo y ver en qué punto se encuentra frente a esos factores.

Es decir, en ocasiones el bienestar y la autosatisfacción pueden verse empañados por múltiples aspectos y se requiera un cambio para poder estar bien nuevamente. Justamente, en esta tarea, algunos comportamientos suelen ser indicios de que se está creciendo personalmente y todo está en orden.

Lo primero, indican los expertos de La Mente es Maravillosa, es ser capaces de marcar distancias con aquello que hace mal. Cuando una persona acepta sacar de su vida a alguien o algo que le hace daño, pese a lo fuertes que puedan ser los vínculos establecidos, es una señala de que no se quiere seguir aferrado al pasado y lo que es nocivo para la salud emocional.

Un segundo comportamiento que denota madurez emocional es poder reconocer los errores cuando se cometen. Este es el paso más básico para que una persona se perdone a sí misma, aprenda de su falla y no la vuelva a cometer (crecimiento). “De nada vale aspirar siempre al perfeccionismo obsesivo. Es bueno equivocarse y saber qué cosas no volver a repetir”, agregan los expertos.

Close-up of mature woman laughing and smiling against a blue background. | Foto: Flashpop

Por su parte, en un artículo compartido en su página web, la Fundación 26 de Diciembre señala que cuanto más se crece personalmente más se disminuyen las quejas. Al dejar de sentirse inconforme con su vida, el individuo reconoce lo bueno de su realidad y aprende a reaccionar ante lo que no lo es.

Justamente, una vez se dejan atrás dichas inconformidades y, en ocasiones, la envida, es posible reconocer el triunfo de otra persona y no tomarlo tomo un fracaso personal.

“Aplaudir y ponerte feliz, de verdad, cuando al otro le va bien, es sinónimo de madurez”, señala La Mente es Maravillosa.

Dejar de temer al qué dirán es uno de los comportamientos más saludables y beneficiosos para el crecimiento personal, ya que permite conocerse en libertad y vivir en línea con esa identidad que se forma a lo largo del tiempo.