Uno de los alimentos más comunes en cada familia es la leche. Esta se puede consumir en su propio estado y también en combinación con otros más productos. Además, puede servir como base para preparar diferentes platos.
En esta línea, la lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos y el cuerpo necesita una enzima llamada lactasa para digerir la lactosa, pero cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de esta enzima hay intolerancia a la lactosa, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, la intolerancia a la lactosa es muy frecuente en los adultos y muy pocas veces es peligrosa. Asimismo, Mayo Clinic explicó en su página web que los siguientes son factores que pueden hacer que los niños o adultos sean más propensos a tener intolerancia a la lactosa:
- Edad avanzada. La intolerancia a la lactosa suele aparecer en la edad adulta. Esta afección es poco frecuente en bebés y en niños pequeños.
- Origen étnico. La intolerancia a la lactosa es más frecuente en personas de origen africano, asiático, hispano o nativo americano.
- Nacimiento prematuro. Los bebés prematuros pueden tener niveles reducidos de lactasa debido a que el intestino delgado no genera células productoras de lactasa hasta fines del tercer trimestre.
- Enfermedades que afectan el intestino delgado. Algunos de los problemas del intestino delgado que pueden provocar intolerancia a la lactosa son el crecimiento bacteriano excesivo, la enfermedad celíaca y la enfermedad de Crohn.
- Ciertos tratamientos oncológicos. Si se ha recibido radioterapia contra el cáncer de estómago o se presentan complicaciones intestinales a partir de la quimioterapia, se tiene mayor riesgo de presentar intolerancia a la lactosa.
Por su parte, el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases señala los síntomas de la intolerancia a la lactosa:
- Hinchazón o distensión abdominal.
- Diarrea.
- Gases.
- Náuseas.
- Dolor en el abdomen.
- “Gruñidos” o ruidos estomacales.
- Vómito.
Algunos tipos y características de la leche, según la FAO
- La leche líquida: es el producto lácteo más consumido, elaborado y comercializado. La leche líquida abarca productos como la leche pasteurizada, la leche desnatada, la leche normalizada, la leche reconstituida, la leche de larga conservación (UHT) y la leche enriquecida. El consumo de leche líquida en forma cruda está disminuyendo cada vez más en todo el mundo.
- Las leches fermentadas: se utilizan frecuentemente para fabricar otros productos lácteos. Se obtiene de la fermentación de la leche utilizando microorganismos adecuados para llegar a un nivel deseado de acidez. Entre los productos fermentados figuran el yogur, kumis, entre otros.
- Los quesos: se obtienen mediante la coagulación de la proteína de la leche (caseína), que se separa del suero. Se producen centenares de variedades de queso, muchos de los cuales son característicos de una región específica del mundo. Los quesos pueden ser duros, semiduros, blandos madurados o no madurados. Las distintas características de los quesos derivan de las diferencias en la composición de la leche y los tipos de esta, los procedimientos de elaboración aplicados y los microorganismos utilizados.
- La mantequilla y el ghee (mantequilla clarificada): son productos grasos derivados de la leche. La mantequilla se obtiene del batido de la leche o nata. El ghee se obtiene eliminando el agua de la mantequilla y se consume especialmente en Asia meridional. El ghee tiene un tiempo de conservación muy largo de hasta dos años.
- La leche condensada: se obtiene de la eliminación parcial del agua de la leche entera o desnatada. La elaboración prevé el tratamiento térmico y la concentración. La leche condensada puede ser edulcorada o no edulcorada, pero la mayor parte es edulcorada.
- Las leches evaporadas: se obtienen de la eliminación parcial del agua de la leche entera o desnatada. La elaboración prevé el tratamiento térmico para garantizar la estabilidad e inocuidad bacteriológica de la leche.