En ocasiones las personas no suelen sentirse del todo conformes con su entorno, pues cada pensamiento repercute en el diario vivir y por ello es importante reconocer que ir a terapia no es sinónimo de estar mal; al contrario, expertos lo llaman como una puerta que se abre para alguien con dificultades.
Para la psicología, existen pacientes de todo tipo y algunos son quienes por causas de una mala alimentación, la genética u otras características sufren de sobrepeso u obesidad. De acuerdo con información consignada en un artículo investigativo del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid, “la obesidad es una enfermedad que presenta características heterogéneas, con una génesis multifactorial compleja y acompañada de comorbilidad -trastornos-”.
En ese sentido, al ver la obesidad como un tratamiento psicológico, esta se puede tratar desde los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), depresión u otras patologías, dice Mercedes Denia Lafuente, autora de Tratamiento cognitivo conductual de la obesidad.
Cada persona tiene características físicas y conductuales que la diferencian de los otros, el portal web Medix explica que al hablar de peso, obesidad y calidad de vida en relación con la psicología uno de los manejos que se le puede dar a esta condición es con la terapia cognitivo conductual. Consiste en proveer métodos que buscan vencer barreras provocadas por una mala alimentación y, por otro lado, incentiva al aumento de la actividad física.
De modo que llevar a cabo una intervención psicológica con una paciente que sufre de obesidad debe seguir unas bases como incentivar la motivación, concientizar sobre conductas no saludables y promover el cambio.
La Clínica Contemporánea complementa que el tratamiento cognitivo conductual es el más utilizado en la actualidad, además agrega que con la llegada de las nuevas tecnologías puede que los resultados sean más efectivos. Cuando hay un registro electrónico de la actividad física y la alimentación del paciente “aumentan la eficacia de la intervención respecto de los tradicionales registros en papel”, según un estudio de la Universidad de Cambridge.
En cuanto a ese tratamiento, la citada institución clínica menciona que no se debe aplicar sistemáticamente debido a que se adapta a cada caso en concreto.
Para implementar dicha terapia a las personas que sufren de sobrepeso u obesidad se debe tener en cuenta dos factores, según el artículo de estudio del Hospital Ramón y Cajal:
1. Motivación: es necesario empezar la terapia con ganas de cambiar, por lo que en las primeras entrevistas el foco debe estar dado en los logros físicos que se quieren alcanzar y tratar de incidir en la manera cómo las emociones y sentimientos repercuten en ello. Es necesario señalar que la psicoterapia no es aceptada por todos de la misma forma, por lo que uno de los principales objetivos puede ser “promover la voluntad de cambiar las áreas en las que se muestran más indecisión y ambivalencia”.
2. Psicoeducación: se centra en construir los deseos del paciente que quiere cambiar, por lo general muchos de ellos acuden luego de no obtener buenos resultados con una dieta. El mencionado estudio que se vincula a los TCA indica que puede llegar a suceder que la dieta esté “cargada de significados desproporcionados e inadecuados, encontrándose en último lugar la alimentación sana, adecuada y posible”.
En ese orden de ideas, la psicoeducación permite abordar temas como el conocimiento de la alimentación sana, los efectos del sobrepeso en el cuerpo y la salud, entre otros. Por otro lado, en cuanto a las emociones, se deben aclarar las responsabilidades que tanto el psicólogo como el paciente tiene en cada encuentro para que los pensamientos conductuales se equilibren.
En el tratamiento cognitivo conductual se pueden destacar intervenciones básicas, como:
- Técnicas de autocontrol.
- Seguimiento y evolución.
Medix recalca que las características principales de dicho tratamiento son auto monitoreo, control de estímulo, flexibilidad en el programa de alimentación, reestructuración cognoscitiva, recompensas, cambios de actitud de comer y prevención de recaídas, este último es el que promueve el mantenimiento del peso perdido durante el proceso.