El verano, esa temporada de días más largos, temperaturas más cálidas y la anticipación de las vacaciones, suele poner una sonrisa en los rostros de las personas. Si bien se atribuye comúnmente la alegría estival a estas razones, estudios recientes sugieren que hay otro factor en juego: la vitamina D.
Las vitaminas son esenciales para el bienestar general, ya que desempeñan un papel vital en el funcionamiento celular, el crecimiento y el desarrollo. Existen 13 vitaminas esenciales, que deben adquirirse a través de la alimentación. Cuando se consumen alimentos ricos en vitaminas solubles en grasa, estas se almacenan en los tejidos grasos del cuerpo y en el hígado, esperando ser utilizadas cuando el cuerpo las necesite.
María del Mar Díaz Lainez, responsable del servicio de Psicología de Quirónprevención y Hospital Quirónsalud Sur, ha formulado la hipótesis de que “niveles más altos de vitamina D se asocian con una mejor calidad de vida y salud mental”.
Sin embargo, la vitamina D se comporta de manera distinta. Aunque se encuentra en algunos alimentos, como pescados grasos, hígado, huevos, carnes rojas y lácteos enteros, su presencia es limitada. En los alimentos de origen vegetal, solo se encuentra en pequeñas cantidades, principalmente en setas y champiñones.
La principal fuente de vitamina D es el sol. La exposición directa de la piel a los rayos solares es la forma más eficaz de sintetizar y absorber esta vitamina en el organismo.
Si bien la vitamina D es conocida por su papel en la salud ósea, investigaciones recientes han revelado su impacto en el estado de ánimo. Varios estudios han vinculado bajos niveles de vitamina D en sangre con síntomas depresivos y el síndrome premenstrual. Por otro lado, se ha demostrado que niveles adecuados de vitamina D pueden mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y la ansiedad.
La Dra. Díaz Lainez señala que “se ha sugerido que la vitamina D está relacionada con la serotonina, un neurotransmisor esencial en la regulación del estado de ánimo, así como con la dopamina, la hormona del placer”. Parece que esta vitamina desempeña un papel crucial en la regulación de los genes responsables de la producción de estos neurotransmisores, lo que influye en las emociones y bienestar emocional.
La conexión entre la exposición solar, la vitamina D y el estado de ánimo podría arrojar luz sobre la razón por la cual los países del norte de Europa, con niveles más bajos de luz solar, presentan tasas más elevadas de depresión y otros trastornos mentales. Sin embargo, los expertos advierten que esto es solo un componente de la compleja ecuación.
Un estudio realizado en 2017 por la Universidad Politécnica de Valencia estableció que tan solo 10 minutos de exposición solar al día durante la primavera y el verano, con al menos el 25 % de la superficie corporal expuesta, proporcionan la cantidad diaria necesaria de vitamina D.
Es importante destacar que no todas las personas sintetizan la misma cantidad de vitamina D. Aquellas con piel más oscura requerirán más tiempo al sol para obtener la misma cantidad que las personas de piel clara. Además, el tiempo necesario para la síntesis de vitamina D puede variar según la hora del día y las áreas del cuerpo expuestas.
Algunas personas presentan deficiencia de vitamina D debido a la falta de exposición solar y al uso excesivo de protectores solares, que dificultan la síntesis de esta vitamina. Por lo tanto, se recomienda aprovechar el sol de manera sensata y regular, especialmente en momentos en los que la radiación solar no es tan intensa.