Las vitaminas son clave para el buen funcionamiento del organismo. Cuando se presentan deficiencias de alguna de ellas, es posible que el cuerpo lo manifieste de diferentes formas.

Esto ocurre, por ejemplo, cuando no se tienen las suficientes cantidades de vitamina K, la cual es almacenada en el hígado y otros tejidos corporales, incluyendo el cerebro, el corazón, el páncreas y los huesos, precisa la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Es conocida como la vitamina de la coagulación y, además, algunos estudios sugieren que ayuda a que los adultos mayores mantengan los huesos fuertes, precisa la citada fuente. De igual forma, tiene un efecto protector del corazón y previene la calcificación de las arterias y el desarrollo de enfermedades cardíacas. Según los expertos, un déficit de este nutriente puede provocar caries, osteoporosis, venas varicosas o enfermedades infecciosas, entre otras afecciones.

Según National Institutes Health, de Estados Unidos, la cantidad de esta vitamina que una persona necesita depende de la edad y el sexo. Si bien la deficiencia de la vitamina K es muy rara, lo cierto es que se presenta cuando el cuerpo no puede absorberla apropiadamente desde el tracto intestinal.

La vitamina K es importante para la salud ósea pues participa en la regulación del metabolismo del calcio. Foto: Getty Images. | Foto: Foto: Getty Images.

La deficiencia de esta vitamina también se puede presentar después de un tratamiento prolongado con antibióticos. Las personas que padecen deficiencia de vitamina K con frecuencia son más propensas a presentar hematomas y sangrado. Uno de los más comunes es que se da por la nariz.

El impacto en los bebés

El sangrado por deficiencia de vitamina K se presenta con frecuencia en los bebés, afirman los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, interna o externa.

“Cuando tiene lugar adentro del cuerpo, puede ser difícil notarlo. Con frecuencia, un bebé que tenga este tipo de afección sangrará en los intestinos o en el cerebro, lo cual puede provocar, en este último caso, un daño cerebral e incluso la muerte”, precisa la citada fuente.

Los bebés que no reciben la inyección de vitamina K al nacer es posible que presenten un sangrado por deficiencia de la misma en cualquier momento y hasta los seis meses de edad. Hay tres tipos de sangrado en los pequeños: temprano, clásico y tardío. El primero puede presentarse de cero a 24 horas después de nacer; el segundo, desde los dos hasta los siete días y, el tercero, de dos a 12 semanas después del nacimiento.

Sin embargo, los bebés no son los únicos que pueden presentar este padecimiento. También les puede ocurrir a las personas adultas y por ello es importante obtener esta vitamina a través de la alimentación. Las principales fuentes son las siguientes, según la Biblioteca de Medicina son:

  • Verduras como las coles de Bruselas, el brócoli, la coliflor y el repollo.
  • El pescado, el hígado, la carne de res, los huevos y cereales (contienen cantidades más pequeñas).
La vitamina K es determinante para la coagulación de la sangre. | Foto: cosmin4000

La vitamina K también es elaborada por las bacterias que se encuentran en el tracto gastrointestinal inferior, según los CDC.

Para tener en cuenta

Los especialistas plantean los siguientes aspectos para tener en cuenta.

  • Si la persona toma ciertos fármacos para diluir la sangre (como anticoagulantes/antiplaquetarios) como la warfarina (Coudamin), es posible que requiera comer menos alimentos que contengan vitamina K.
  • También es necesario ingerir la misma cantidad de alimentos que contengan vitamina K diariamente. Los cambios repentinos en el consumo de la misma pueden modificar el efecto de los anticoagulantes.
  • Es importante saber que esta vitamina o los alimentos que la contienen pueden afectar la forma en la que funcionan algunos de estos fármacos tendientes a diluir la sangre.