Aproximadamente la mitad de las personas mayores de 50 años tiene algún quiste en el riñón, pero por lo general son quistes renales simples, lo que quiere decir que son benignos, pues no suelen causar ningún síntoma ni daño y no requieren tratamiento.

Los especialistas, de acuerdo con el portal Saber Vivir, aún no determinan cuál es la causa exacta por la que surgen estos problemas. Aunque hay varias explicaciones posibles en las que el denominador común es un defecto en el túbulo renal, es decir, el lugar donde se forma la orina.

No obstante, hasta hace poco tiempo se creía que estos problemas se daban por una debilidad en las paredes de esta zona, por lo que se estimaba que se formaban unos divertículos y que, poco a poco, esos sacos se iban llenando de líquido, asumiendo una forma circular hasta ser excluidas del lumen tubular.

Entre los factores de riesgo para padecer estos problemas están el sexo y la edad, pues se presentan en mayor medida en los hombres y hay mayor riesgo de padecerlos con el paso de los años.

Los expertos estiman que a los 40 años de edad, cerca del 25 % de las personas tendrán quistes renales. Y a los 50 años de edad, se proyecta que alrededor del 50 % de las personas los presenten.

Respecto a los síntomas, aproximadamente entre el 2 % y el 4 % de los quistes renales simples pueden volverse sintomáticos debido a un aumento de tamaño. Lo anterior, por lo general, suele ser un proceso progresivo y muy lento, pero a veces pueden alcanzar un tamaño de 7, 8 centímetros o más.

También pueden presentarse síntomas debido a una complicación como infección, hemorragia o rotura. Cuando esto sucede, los síntomas pueden incluir:

  • Dolor en el costado (es el más común).
  • Fiebre alta.
  • Molestias al orinar.
  • Presencia de sangre en la orina (hematuria) si el quiste se ha infectado o se ha roto.

¿Cuáles son los síntomas, las causas y el tratamiento de los riñones inflamados?

Para mantener los riñones en buen funcionamiento es importante ingerir productos ricos en proteínas, vitaminas y minerales, y así evitar algunas enfermedades.

Según la página de medicina Mayo Clinic, para confirmar si se tiene una infección renal se hace con una muestra de orina, para analizar si presentan bacterias, sangre o pus. “El médico también podría obtener una muestra de sangre para un cultivo, un análisis de laboratorio para la detección de bacterias u otros organismos en la sangre”, aclara el portal.

Otras pruebas que le pueden pedir a los pacientes “podrían consistir en una ecografía, una exploración por tomografía computarizada o un tipo de radiografía llamado cistouretrografía miccional. Una cistouretrografía miccional supone la inyección de un tinte de contraste para tomar una radiografía de la vejiga cuando está llena y mientras orinas”.

Tratamiento

Hospitalización por infecciones renales graves

Si alguna persona posee una infección renal grave, es posible que el médico la hospitalice. “El tratamiento puede comprender antibióticos y líquidos que se reciben a través de una vena del brazo (por vía intravenosa). La duración de la estancia en el hospital dependerá de la gravedad de la enfermedad”.

Antibióticos para las infecciones renales

La primera línea de tratamiento para las infecciones renales son los antibióticos. Los medicamentos que tome y el tiempo de uso dependerán de su estado de salud, así como de las bacterias halladas en los análisis de orina.

“Por lo general, los signos y síntomas de una infección renal comienzan a desaparecer a los pocos días de tratamiento. No obstante, es posible que se necesite continuar tomando antibióticos durante una semana o más. Es importante completar todo el tratamiento con antibióticos recomendado por el médico, incluso después de sentirse mejor”, señala Mayo Clinic.

El médico también puede recomendar que se vuelva a realizar un cultivo de orina para garantizar que la infección haya desaparecido. Si la infección persiste, se deberá realizar otro tratamiento con antibióticos.

Tratamiento para las infecciones renales recurrentes

Un problema médico de fondo, como deformidades en las vías urinarias, puede causar infecciones renales recurrentes. “En ese caso, es posible que el médico le derive a un especialista en riñón (nefrólogo) o a un cirujano urinario (urólogo) para una evaluación. Es posible que se necesite de cirugía para reparar una anomalía estructural”.