Uno de los efectos más visibles de la mala postura es la joroba o giba, que aparece en la parte baja del cráneo y región superior de la espalda, afectando notablemente la columna vertebral.
En ese sentido, mantener una buena postura resulta fundamental para evitar problemas en la columna, dolores de espalda y algunas otras afecciones respiratorias y musculares. Además, el mantener una posición erguida contribuye a una buena imagen.
La terapia física es el tratamiento más común para revertir los problemas de columna, aliviar la sensación de dolor y reducir la joroba ―en caso de que haya aparecido―. Por ello, es recomendable acudir a un especialista médico para evaluar la condición de cada paciente y determinar el tratamiento más adecuado en función de sus necesidades.
Una de las causas asociadas a la aparición de la joroba o giba es la cifosis. Según la definición de Mayo Clinic, es “una curvatura exagerada hacia delante de la espalda”, lo que pone en evidencia una alteración en la postura natural del cuerpo. Esta condición puede ocurrir a cualquier edad, pero es más común en las mujeres mayores. En esa misma línea, la cifosis relacionada con la edad suele deberse a la debilidad de los huesos de la columna vertebral, que hace que se fracturen y compriman.
Vale la pena mencionar que existen diferentes tipos y causas de la cifosis. De acuerdo a la Fundación Nemours, citada por el portal Salud 180, una de ellas es la cifosis postural, la cual afecta especialmente a las personas que miran hacia abajo mucho tiempo, por ejemplo, durante la jornada laboral, académica o mirando el teléfono móvil.
Esa mala postura a la que el cuerpo “se acostumbra” deriva en el desarrollo de una curvatura anormal de las vértebras superiores de la columna, a la altura de la cervical, y la aparición de una masa de tejido en la parte inferior del cuello. Sin embargo, si bien la mala postura es una de las causas de la joroba, no es la única. Otras condiciones como la osteoporosis, la artritis, la degeneración de los discos, o una lesión también podrían provocarla, por ello, es necesario acudir a un especialista para estudiar el caso.
Yoga para reducir la joroba
Existen varios ejercicios y terapias físicas que son aplicados a las personas que han desarrollado jorobas o gibas para, en la medida de lo posible, reducirlas. Una de ellas es compartida por la maestra de yoga Karen Vargas y reseñada por Salud 180.
- Según describe el portal citado, el primer paso consiste en pararse frente a una pared, a un brazo de distancia. Luego, se eleva la barbilla, llevando la cabeza hacia atrás.
- Posteriormente, se recarga la barbilla sobre la pared, manteniendo la cabeza hacia atrás e inclinando el torso hacia adelante para apoyar el pecho mientras los pies se mantienen alejados de la pared.
- Luego, se apoyan los brazos en la pared y se estiran hacia arriba. Los codos se flexionan y las manos se llevan hacia los omóplatos. Es importante que los codos se mantengan pegados a la pared.
La recomendación de la maestra Karen Vargas implica mantener la postura durante un minuto mientras se respira adecuadamente. Para finalizar, se regresa a la posición inicial y se respira durante uno o dos minutos antes de cambiar de ejercicio o actividad.
El portal Fisioonline reseña otros movimientos que ayudan a reducir la joroba o giba:
1. Es necesario acostarse sobre una superficie plana elevada, después se debe dejar caer un brazo por fuera de la superficie y girar el cuello al lado contrario. Se debe sentir como se estira el pecho y el hombro. Repetir el proceso con el brazo contrario.
2. Para este movimiento hay que recostar la mitad de la espalda sobre una superficie elevada, dejando el resto del cuerpo por fuera. Sujetar el área plana con las manos, respirar profundo y dejar caer el cuerpo. La espalda se enderezará y los pectorales se estirarán.
3. Con este ejercicio también se podrán estirar los músculos presentes en los pectorales. Para realizarlo se necesita una vara ―del largo de una escoba―, que debe colocar detrás de la espalda para mantener una posición erguida, y luego, si es posible, llevar las hombros hacia atrás.
4. En esta ocasión hay que acostarse boca arriba en el suelo y apoyar las piernas sobre una pared que esté cerca. Cuando se sienta la tensión, deben ponerse las puntas de los pies hacia abajo y estirar los brazos hacia atrás.