Cuando hay una gran diferencia de edad en las parejas, estas suelen ser muy pasionales al comienzo de su relación. La persona mayor se fascina con la energía, la sexualidad y la Juventud de la más joven, mientras ésta vive encantada con la experiencia y serenidad de la otra. Pero con el tiempo esta distancia les pasa cuenta de cobro. La ciencia, para tristeza de los románticos que creen que el amor lo puede todo, señala que mientras más grande sea esa brecha de edad entre ellos, mayores serán las posibilidades de que terminen divorciándose.Eso concluyó un estudio con 3.000 personas realizado por Andrew Frances y Hugo Mialon, de la Universidad de Emory en Atlanta. Si bien es cierto que en términos generales las mujeres casi siempre se casan con hombres mayores y ellos con menores, los expertos encontraron datos interesantes: 5 años de distancia entre uno y otro generan 18 por ciento más riesgo de que la relación fracase; 10 años incrementan esa cifra en 39 por ciento, y 20 años dan un 95 por ciento. El estudio encontró que idealmente entre uno y otro no debería haber más de un año.También importa quién es el más viejo. Según un estudio hecho por Emmanuel Fragniere, investigador de la Universidad de Bath, si el hombre es cinco años mayor hay más probabilidades de que ese matrimonio se mantenga. Pero si la situación es a la inversa la relación tiene cinco veces más probabilidades de divorcio. Fragniere también observó que el ideal es que ambos tengan la misma edad o al menos un año de diferencia.Casarse con alguien más joven solo da ventajas en términos evolutivos a los hombres. Según una investigación hecha por expertos de la Universidad de Turku, en Finlandia, tener una esposa 15 años menor permite maximizar las posibilidades de tener hijos y garantizar que estos sobrevivirán hasta la adultez. Ese podría ser el caso del integrante de los Rolling Stones Ron Wood, de 69 años, quien se casó con Sally Humphreys, de 38, con quien acaba de tener dos mellizas. Las niñas tendrán mamá para rato, pero, a la luz de la evidencia científica, hay dudas sobre la estabilidad de la relación sentimental de sus padres.Los ejemplos de que la edad es una variable definitiva en una relación abundan. Para nombrar solo algunos está el caso de Demi Moore, quien estuvo casada por una década con Ashton Kutcher, 16 años más joven. Paul McCartney se casó con la modelo Heather Mills, casi de la misma edad de una de sus hijas, y tuvo un divorcio traumático. El príncipe Carlos y Lady Diana tenían una diferencia de 12 años y su cuento de hadas se acabó en menos de 10 años, en parte porque venían de dos generaciones con gustos e intereses muy disímiles.Una relación así, dicen los psicólogos, es frágil porque cada uno se encuentra en diferentes etapas del ciclo vital y tiene diversas expectativas en cuanto a la sexualidad, el trabajo, la fertilidad y el entretenimiento, como señala la psicóloga María Elena López. “Se ha demostrado que la afinidad facilita la convivencia, que cada vez es más exigente porque hombres y mujeres tienen proyectos diferentes y a medida que la brecha se agranda se profundiza el desencuentro. Uno todavía quiere ir de fiesta pero el otro quiere planes más reposados, o está en la cima de su carrera pero el otro ya está retirado. Eso pone una tensión extra”, dice.El tema ha cobrado importancia en la medida en que los divorcios después de los 50 años han aumentado y con ello las segundas nupcias con personas más jóvenes. Según López, hoy las parejas no están dispuestas a negociar sus metas, proyectos y objetivos de vida “y prefieren decir adiós aun existiendo amor”. Por eso, antes de dar el sí, se debe tener en cuenta que la edad no es un asunto trivial, porque los años dan la expectativa a futuro y eso es, según López, “uno de los pegamentos emocionales más fuertes en una relación”.