Salir del trabajo indignado a hablar mal de algún compañero es una práctica común de muchos empleados. Las relaciones laborales frecuentemente no son fáciles de llevar. Los celos, la envidia y la competencia pueden provocar guerras silenciosas pero sucias. Para manejar esta situación es conveniente saber identificar a esas personas ‘tóxicas’ para el ambiente laboral. Mentiras, indiferencia, manipulación, pretensiones de opacar al otro y comentarios malintencionados son actitudes comunes en este tipo de personas. El psicólogo y escritor José Enrique Vázquez describe a una persona tóxica como aquella que en las relaciones interpersonales desgasta, culpabiliza, intimida y le roba la energía al otro. “No aportan nada positivo, no ayudan, no son empáticos ni asertivos y, sobre todo, suelen ser tremendamente egoístas, egocéntricos y no quieren saber de respeto y tolerancia con los demás”, le dijo al diario El Mundo de España. “Una persona envidiosa es capaz de utilizar la insidia y la mentira en sus actuaciones. Nuestra respuesta y actitud debe ir encaminada a debilitar sus estrategias. El envidioso sólo se frena ante nuestra seguridad”, asegura María Jesús Álava Reyes, directora del centro de psicología Álava Reyes de Madrid y autora del libro Trabajar sin sufrir. No solo el rendimiento, sino la estabilidad laboral y la autoestima pueden verse afectados a raíz de un conflicto laboral, lo que en ocasiones termina por provocar la renuncia de las víctimas. “Hay muchas renuncias inducidas por malas relaciones con los compañeros o incluso con el propio jefe”, dice Mila Cahue, psicóloga del mismo centro. Estas situaciones suelen producir estrés o ansiedad, lo que en muchos casos disminuye el rendimiento y puede llevar a dejar el trabajo. “Del 50% al 60% de las ausencias al trabajo que se producen al año están ocasionadas por situaciones de estrés”, según un informe elaborado en 2009 por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Investigaciones recientes de la Organización Mundial de la Salud también señalan que “la ansiedad y la depresión serán la principal causa de baja laboral en las naciones desarrolladas en el año 2020”. Aprender a lidiar con estas personas, manejar el estrés y mantenerse seguro es la clave para tolerar e inclusive para neutralizar al otro. En los eventos más graves, conviene marcar límites y hablar cara a cara sujetándose estrictamente a los hechos, siempre usando un lenguaje asertivo y respetuoso. Una herramienta útil es comunicarse por escrito. En las conversaciones verbales se es más propenso a reaccionar y dejar salir las emociones y, ante una persona ‘tóxica’ la mejor opción es pensar con cabeza fría. Sin embargo, es bueno tener presente que pretender cambiar a los demás es un despropósito. Aunque generalmente se tiende a atribuirle la culpa a la otra persona, los expertos aseguran que la solución está solo en uno. Evitar reaccionar ante las provocaciones es más efectivo que dejarse contagiar y actuar con la misma actitud. Al fin y al cabo, los compañeros de trabajo no se escogen y no dejarán de existir. Y puede que no sean amigos pero tampoco serán extraños.