La insulina es una hormona producida por el páncreas y una de sus principales funciones es permitir que el azúcar (glucosa) entre a las células de los músculos, grasa e hígado, donde el cuerpo la usa para obtener energía.
Cuando las células se vuelven resistentes a la insulina, no la pueden usar de manera efectiva, lo que ocasiona que los niveles de azúcar en la sangre se incrementen, según información del portal Healthline. Si una persona es diagnosticada como resistente a la insulina, significa que el páncreas produce la hormona, pero el cuerpo no la utiliza correctamente.
El riesgo de resistencia a la insulina es mayor si se tiene prediabetes o antecedentes familiares de diabetes tipo 2, así como si la persona padece de sobrepeso u obesidad. Hay algunas formas de mejorar la resistencia a la insulina de manera natural.
Dormir bien: la falta de sueño puede ser perjudicial y aumentar el riesgo de infecciones, enfermedad cardiaca y diabetes tipo 2. De acuerdo con Healthline, diversos estudios también han vinculado la falta de sueño con una menor sensibilidad a la insulina, por lo que dormir bien y el tiempo recomendado por los expertos ayuda a mejorar esta condición.
Alimentación saludable: Se deben elegir alimentos que no contribuyan al problema del aumento de los niveles de glucosa en la sangre. Por ello, se deben evitar, por ejemplo, los carbohidratos, ya que estos estimulan una gran cantidad de secreciones de insulina después de comer. Lo ideal es consumir alimentos naturales, no procesados, como carnes, frutas, verduras y grasas monoinsaturadas, como las nueces, mantequilla de maní, aceite de oliva y aguacate, según información del sitio web, de estilo de vida, unCOMO.
Hacer más ejercicio: La actividad física regular es una de las mejores maneras de aumentar la sensibilidad a la insulina. Ayuda a mover el azúcar hacia los músculos para su almacenamiento, y promueve un aumento de la sensibilidad a esta hormona, que dura de dos a 48 horas, dependiendo del nivel de ejercicio, precisa Healthline.
Bajar de peso: Esta es una de las mejores formas de disminuir la resistencia a la insulina, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de los Estados Unido. “Tomar pequeños pasos, como comer alimentos más saludables y moverse más con la práctica de ejercicio, puede ayudar a revertir la resistencia a la insulina y prevenir o retrasar la diabetes tipo 2 en personas con prediabetes”, asegura.
Comer más fibra soluble: La fibra soluble es responsable de muchos de los beneficios como reducir el colesterol y el apetito. Evidencia científica ha encontrado un vínculo entre un consumo alto de fibra soluble y el aumento de la sensibilidad a la insulina. Healthline cita un estudio que involucró a 264 mujeres y encontró que aquellas que comieron más fibra soluble tuvieron niveles significativamente más bajos de resistencia a la insulina. La fibra soluble también ayuda a alimentar las bacterias buenas en el intestino, que se han vinculado a una mayor sensibilidad a la insulina.
Síntomas de la resistencia a la insulina
Al comienzo de su desarrollo, la resistencia a la insulina generalmente no produce señales, sino que estas empiezan a evidenciarse con el tiempo como consecuencia de los altos niveles de glucosa en la sangre, asegura el portal Top Doctors, de España. Dentro de las señales están:
- Hambre extrema o incluso después de comer.
- Hormigueo en las manos y pies.
- Cansancio.
- Infecciones recurrentes.
- Dificultad para concentrarse.
- Hipertensión arterial.
- Niveles altos de colesterol.
- Aumento de peso, especialmente en el abdomen.
¿Quiénes son más propensos a desarrollar resistencia a la insulina?
Las personas que tienen factores de riesgo genéticos o de estilo de vida tienen más probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina o prediabetes, de acuerdo con los expertos, y aquí se incluyen quienes tienen:
- Sobrepeso u obesidad
- Edad de 45 años o mayor.
- Familiares con diabetes.
- Inactividad física.
- Condiciones de salud tales como presión arterial alta y niveles anormales de colesterol.
- Un historial de diabetes gestacional.
- Un historial de enfermedad cardíaca o accidentes cerebrovasculares.
- Síndrome de ovario poliquístico, también llamado SOP.
Además de estos factores de riesgo, otras cosas que pueden contribuir al problema de resistencia a la insulina incluyen, por ejemplo: ciertos medicamentos, trastornos hormonales, como el síndrome de Cushing y la acromegalia y problemas para dormir, especialmente la apnea del sueño.
Aunque una persona no puede cambiar factores de riesgo tales como el historial familiar, la edad o el grupo étnico al que pertenece, sí tiene la posibilidad de modificar aquellos relacionados con el estilo de vida como la alimentación, la actividad física y el peso. Estos cambios disminuyen la probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina o prediabetes.