El índice de respuesta de los mensajes de correo electrónico constituye una gran preocupación para muchos trabajadores. Por eso la firma británica Axios HQ decidió hacer un estudio acerca de cuál es la mejor hora para enviar un e-mail y que sea visto por el destinatario.
Luego de analizar 8.7 millones de estos mensajes, la investigación concluyó que el momento más conveniente es el domingo entre las 3 y las 6 de la tarde, informó el diario The Times, de Londres.
Entre esas horas, un promedio de 94 por ciento de los mensajes fueron abiertos.
Si el mensaje es enviado el domingo entre las 6 de la tarde y las 9 de la noche, la probabilidad de que sea abierto será del 86 por ciento, en tanto que el resto de la semana el índice oscila entre 50 y 70 por ciento.
Por supuesto, estos resultados no han sido del agrado de muchos, que no entienden por qué la gente no disfruta su tiempo libre en vez de estar enviando o leyendo mensajes del trabajo.
“Hay un fenómeno conocido como ‘tecno invasión’ y consiste en la sensación de que la tecnología del trabajo se está infiltrando en la vida personal. Y sabemos que eso está ligado con que la gente se sienta más estresada y menos satisfecha con el balance entre su trabajo y los demás aspectos de su vida”, le declaró al diario Matthew Davis, profesor asociado de la Leeds University Business School.
“Lo que me preocupa es que la gente vea esto (el resultado de la investigación) y diga ‘voy a empezar a mandar e-mails los fines de semana de un modo más rutinario’. Para algunos, eso está bien, pero, para una buena proporción, solo aumentará más su sensación de carga laboral”, agregó el experto.
Otros especialistas cuestionaron el resultado de la prueba, como Emma Russell, quien dicta clases de psicología ocupacional y organizacional en la Sussex University, donde está llevando a cabo también un estudio en el mismo sentido.
“Nuestras investigaciones muestran que no es ninguna medalla de honor estar mandando mensajes electrónicos a la gente fuera de las horas laborales y encima esperar una respuesta”, le dijo Russell a The Times.
En cuando al resultado de la encuesta de Axios, opinó: “Si la gente abre el mensaje en domingo, pero se estresa y se molesta tanto por eso que lo borra o no lo contesta, entonces quizá esa no es la hora más efectiva después de todo”.
Su trabajo, que se publicará próximamente en el Journal of Occupational and Organisational Psychology, muestra que “es claro que respetar los límites de contacto de la gente es muy importante para un buen clima laboral. Eso significa que si la gente no trabaja en domingo y sus colegas están conscientes de eso, entonces no se debería enviar mensajes ni esperar que estos sean respondidos”.
Al respecto, Davis ve difícil que se llegue a una prohibición general de esta práctica, ya que, para algunos trabajadores, abrir los e-mails el domingo en la noche es menos estresante que llegar a hacerlo el lunes por la mañana.
El especialista cree que hay maneras de gestionar esta situación, como tener la cuenta de correo del trabajo en una aplicación separada, que se pueda cerrar y apagar las notificaciones.
Para los que envían mensajes, prosiguió Davis, sería recomendable que pusieran un pie de página que especifique que no tiene que ser leído en fin de semana.
Otro especialista, Ben Willmott, le explicó al diario que un gerente o líder enviando e-mails en fin de semana o fuera del horario laboral es una anomalía, ya que ellos están llamados a ser ejemplo en sus empresas. “Dado el desbalance de poder, si un gerente envía un correo, ello puede incitar a un subalterno a que lo lea”.
La discusión sobre este tema ha estado en el tapete por largo tiempo y ha llevado a empresas y gobiernos a dictar medidas al respecto.
Francia aprobó el llamado “derecho a la desconexión”, que permite a los empleados pasar por alto mensajes electrónicos que reciban del trabajo fuera de las horas contratadas.
Empresas como Volksvagen, de Alemania, Lidl, de Bélgica y Axa de Francia, tienen prohibido mandar estos mensajes en fin de semana o en horas no laborales.
Por su lado, la empresa de tecnología francesa Atos, prohibió del todo los emails hace ya doce años, al descubrir que a los gerentes les tomaba 20 horas a la semana leerlos y contestarlos.