Desde que los más adinerados del planeta entraron en la competencia por conquistar el espacio exterior, el asunto se aceleró al punto de definirse por foto de llegada. Y ha sido el más veterano de los competidores quien ha logrado, por unos pocos días de diferencia, ubicarse como el primero de ellos en hacer historia. El 11 de julio de 2021 quedará registrado como la fecha en que Richard Branson, a sus 70 años, se estrenó como astronauta a bordo de su avión espacial VSS Unity. Un sueño que comenzó a materializar desde 2004, cuando fundó Virgin Galactic.

Según Branson, su misión en el viaje es evaluar la experiencia que brindará a las más de 750 personas que se calculan están en la lista de espera de su agencia de viajes espaciales, y que pagaron 250.000 dólares cada una por el cupo. Entre sus clientes figuran incluso celebridades como Katy Perry y Brad Pitt, que, igual que el británico, esperan superar los 300.000 pies de altura, experimentar la ingravidez y ver, desde una ventana, la Tierra a lo lejos.

La cura para el guayabo

Un grupo de investigación del St. Luke’s University Health Network, en Estados Unidos, probó que la N-acetilcisteína (NAC), suministrada a los asmáticos y a quienes padecen fibrosis quística por ser antioxidante y antiinflamatorio, alivia eficientemente los síntomas ocasionados por la ingesta excesiva de alcohol, debido a su efecto favorable sobre el hígado.

No obstante, el estudio, en el que se analizó a 49 individuos que tomaron el fármaco después de beber cerveza hasta marcar 0,1 por ciento de alcohol en su aliento, demostró que solo las mujeres experimentaron una mejoría en las molestias ocasionadas por la resaca. Los hombres, por el contrario, padecieron las náuseas y la debilidad características de ese estado. Para los científicos, a pesar de la diferencia en el género, este hallazgo podría mejorar la calidad de vida y ofrecer una mayor comprensión del alivio de los síntomas de este malestar, lo que tendría efectos beneficiosos para la sociedad.

La asepsia no los hace débiles

Durante años se ha reforzado la hipótesis de que los niños que no son expuestos a gérmenes en sus primeros años de vida no desarrollan de manera óptima su sistema inmunitario. De hecho, se cree que si presentan ciertas alergias es porque no tuvieron esa oportunidad de fortalecer su salud. Sin embargo, una investigación del University College London (UCL) y LondonSchool of Hygiene & Tropical Medicine rebate este argumento.

Las personas se benefician de tener un entorno libre de microorganismos en su hogar porque eliminan los que no les son beneficiosos y pueden resultar tóxicos. Y si bien es indispensable el contacto con ciertos microbios e infecciones, eso se logra por medio de las vacunas, la interacción con familiares o simplemente con salir al aire libre. Además, se ha señalado que el vínculo entre alergias y limpieza radica en la exposición a los componentes químicos de los productos para el aseo. En ese sentido es que el exceso de desinfección puede ser perjudicial para la salud.

Vivirán para siempre

Como mínimo, una persona llegará a vivir 130 años de aquí a 2100. Así lo señala un trabajo publicado en Demographic Research. Esto se infiere por el aumento de la población de supercentenarios (personas que llegan o superan los 110 años) y por los avances en la medicina, que indican que el límite de edad extrema será superado. Actualmente, el récord mundial de vida lo detenta Jeanne Calment, una francesa que llegó a los 122 años antes de fallecer en 1997.

Con proyecciones estadísticas de los más longevos en diferentes países, se determinó una esperanzadora y sorprendente expectativa. Hay 99 por ciento de probabilidades de que lleguen a los 124 años, 68 por ciento a los 127, y 13 por ciento de alcanzar los 130 años. Y aunque los investigadores describen a este grupo como “muy selecto”, ese parece ser el tope, pues consideran “extremadamente improbable” que alguien en este siglo llegue a los 135 años de edad.

Cifra

143 informes hechos por pilotos y fuerzas navales de los Estados Unidos desde 2004 se refieren a “fenómenos aéreos no identificados”, según el Pentágono. No se descarta la posibilidad de que los objetos sean extraterrestres.