La dermatitis es un término general que se utiliza para describir una irritación común de la piel, que puede ser causada por diversos factores y genera enrojecimiento, comezón, descamación y, en algunos casos, formación de pequeñas ampollas llenas de líquido transparente.
Según información del instituto de investigación, Mayo Clinic, esta afección tiene muchas causas y formas, y generalmente implica piel seca. Existen tres tipos comunes de la misma: dermatitis atópica (eccema), la seborréica y la que se presenta por contacto.
Una causa muy frecuente es el contacto con algún agente que irrita la piel o que provoca una reacción alérgica, como, por ejemplo, hiedra venenosa, perfumes, lociones y joyas que contienen níquel. Otras razones detrás de estas molestias obedecen a la piel seca, una infección viral, bacterias, estrés, la composición genética y un problema en el sistema inmune.
De acuerdo con los expertos, existen algunos factores de riesgo que hacen más susceptibles a algunas personas a padecerla. Uno de ellos es la edad, pues si bien se puede presentar en cualquier etapa de la vida, lo cierto es que, por ejemplo, la dermatitis atópica (eccema) es más común en los niños que en los adultos y suele comenzar en la infancia.
De otra parte, las personas que tienen antecedentes personales o familiares de eccema, alergias, fiebre del heno o asma son más propensas a desarrollar esta afección. De igual forma, los trabajos que ponen a los individuos en contacto con ciertos metales, solventes o productos de limpieza aumentan el riesgo de dermatitis por contacto.
Específicamente en la dermatitis seborréica hay enfermedades que hacen más vulnerables a las personas a padecerla. Aquí se incluyen la insuficiencia cardíaca congestiva, la enfermedad de Parkinson y el VIH o el Sida.
Si bien no se trata de algo contagioso, sí puede hacer que la persona se sienta incómoda y afecte su calidad de vida. Aplicar crema hidratante de manera regular ayuda a controlar los síntomas. El tratamiento también puede incluir ungüentos, cremas y champús medicinales o dependiendo de la causa y condición del paciente, el médico será quién decida cuál es el tratamiento a seguir.
Un remedio casero para hacerle frente a esta afección es el romero. Esta planta es rica en compuestos flavonoides y ácidos fenólicos que le proporcionan propiedades antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres, previniendo la aparición de signos de envejecimiento, indica el portal Nutrición y Farmacia, de España. “Su efecto astringente lo hace muy útil para dejar el rostro impecable, libre de impurezas y conservar la piel tersa sin arrugas”.
Pero adicionalmente, es ideal para ayudar a aliviar los síntomas generados por la dermatitis, gracias a sus propiedades cicatrizantes. Se dice que es especialmente indicado para la seborréica, debido a sus beneficios antisépticos, fungicidas y antibacterianos, asegura la mencionada fuente.
Para aprovechar sus bondades solo se tiene que hervir un manojo de romero bien picado con tres bolsas de té de manzanilla, luego se deja enfriar, se cuela y se usa como enjuague del cuero cabelludo y el cabello después de bañarse, presica el portal Mejor con Salud.
El aceite de romero, por su parte, parece ser eficiente como tratamiento contra el acné y las manchas en la cara. Además, puede aplicarse como tratamiento de belleza en zonas de las cejas, pestañas, ojeras e incluso para atenuar las estrías en el cuerpo.
Otros beneficios de esta planta
Según el portal Salud Mapfre, de España, esta planta le ofrece una serie de bondades adicionales y para obtenerlas se puede consumir en té.
- Efecto carminativo: favorece la disminución de la generación de gases en el tubo digestivo y con ello disminuye las flatulencias y cólicos.
- Facilita la expulsión de la bilis retenida en la vesícula biliar.
- Tiene un efecto diurético, antiinflamatorio, antiulcerogénico y antioxidante.
- Ayuda en casos de anorexia
- Es un remedio natural contra cefaleas.
- Alivia afectaciones bucofaríngeas como la faringitis y estomatitis.