La sal es uno de los ingredientes más importantes y utilizados en la gastronomía debido a que es un buen potenciador del sabor de los alimentos. Sin embargo, su exceso puede resultar muy perjudicial para la salud.

Son diversos los tipos de este producto que hay en el mercado y aunque todos contienen sodio, las cantidades de este y otros minerales no son las mismas. Si bien el sodio es necesario para el correcto funcionamiento y equilibrio de músculos, fluidos corporales y nervios, la cantidad requerida para ello es muy pequeña.

Según información del instituto de investigaciones clínica Mayo Clinic, los riñones se encargan de equilibrar de manera natural la cantidad de sodio almacenado en el cuerpo para mantener una salud óptima. Cuando el sodio del organismo es bajo, este órgano lo retiene y cuando es alto, elimina el exceso por la orina.

No obstante, si por alguna razón los riñones no pueden expulsar de forma adecuada el sodio, este comienza a acumularse en la sangre. Dado que este mineral atrae y retiene el agua, aumenta el volumen del cuerpo, lo que provoca que el corazón trabaje más y aumente la presión en las arterias. Enfermedades como la insuficiencia cardíaca congestiva, la cirrosis y la enfermedad renal crónica pueden dificultar que los riñones mantengan el equilibrio del nivel de sodio.

Una de las grandes preocupaciones de los organismos de salud es la producción creciente de alimentos altamente elaborados y procesados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos productos son más ricos en energía que contienen muchas grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcar y sal. Como ya se mencionó, esta última es la fuente principal de sodio, cuyo alto consumo se asocia con la hipertensión.

Al mismo tiempo, indica la OMS, al modificar sus hábitos alimentarios, las personas consumen menos frutas, verduras y fibras, que son los elementos clave de una alimentación sana. Las frutas y verduras contienen potasio, que contribuye a hacer bajar la tensión arterial.

En la alimentación, la sal puede provenir de alimentos elaborados, ya sea porque son particularmente ricos en sal como los platos preparados, carnes procesadas como el tocino, el jamón y el salami, quesos y tentempiés salados, entre otros; o también puede resultar de la preparación directa de alimentos.

Para los adultos, la OMS recomienda consumir menos de cinco gramos de sal por día; mientras que para los niños sugiere ajustar esta cantidad a la baja. En el hogar, se puede reducir el consumo de sal no agregándola durante la preparación de los alimentos, no poniendo saleros en la mesa, limitando el consumo de tentempiés salados y escogiendo productos hiposódicos.

Si bien existen diferentes tipos de sal y en todos se debe tratar de reducir su consumo, la sal rosada del Himalaya, de origen marino, contiene minerales como calcio, magnesio, potasio, hierro y cobre y hierro y a la vez una menor concentración de sodio, por lo que estaría indicada para los pacientes hipertensos.

Esta sal sin refinar es un producto grueso y de grandes cristales. Tiene un 84 % de cloruro de sodio y un 16 % de minerales naturales como magnesio, yodo, potasio y fósforo. Al encontrarse en su proporción adecuada, estos minerales pueden contribuir con el correcto funcionamiento del organismo.

De acuerdo con los especialistas, esta sal cuenta con 84 de los elementos naturales que se pueden encontrar en el cuerpo y, por tanto, resulta muy saludable para el consumo humano. De hecho, este tipo de sal no es de color blanquecino, como la procesada que se suele utilizar en casa, sino que tiene una tonalidad más rosada y esto se debe, precisamente, a su alto contenido en hierro.

La sal marina tiene menos procesos de refinación que otros tipos.

De esta forma, si se incluye este tipo de sal a las comidas, no solo se puede mejorar el sabor de los platos, sino que se está aumentando el consumo de nutrientes esenciales para el organismo y reduciendo el riesgo de enfermedades.

No exceder el consumo

Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) asegura que independiente de la sal que se emplee, la mejor opción para mantener el organismo saludable es reducir su consumo, pues el exceso de este producto en la dieta incrementa la presión arterial causando aproximadamente el 30 % de hipertensión, representa un posible carcinógeno para el cáncer gástrico y está asociada con la insuficiencia renal y la osteoporosis.

De acuerdo con la OPS, los afrodescendientes son especialmente susceptibles a los efectos adversos de la presión arterial debido al excesivo consumo de sal. Los presión arterial alta contribuye en al menos el 40 % de todas las enfermedades del corazón y accidentes cerebro vasculares, que representan a su vez el 45 % de las enfermedades no transmisibles.