Conforme pasa el tiempo, temas como la salud mental están dejando de ser un tabú entre la ciudadanía y poco a poco ocupan el lugar que deberían entre las agendas de académicos, expertos y autoridades gubernamentales, que ven por ejemplo, en temas como la depresión y los suicidios una problemática que debe ser tratada con celeridad.

Y es que no es para menos, ya que según la Organización Mundial para la Salud, en el mundo, cada año, se registran cerca de 800 mil suicidios, mientras que la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo; siendo los niños, niñas y adolescentes; quienes más sufren por este flagelo.

Además, según los expertos, un tema que se ha advertido y que se debe tener en cuenta, es que se deben sumar los impactos negativos de la pandemia, ya que los menores vivieron situaciones inéditas y altamente estresantes; que dejaron secuelas en su psicología y tomarán tiempo para sanar como se debe.

123 RF

Sobre este asunto, Begoña Albalat, docente del Grado en Psicología de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), explicó que este tipo de problemas se pueden identificar, entre otros, cuando los niños y niñas muestran un retroceso en conductas que ya tenían aprendidas como no volver a controlar esfínter o muestran dificultad en la gestión de emociones.

“Esto se puede notar en rabietas, llanto, dificultad para dormir, dificultades para comer o socializar. En ese caso, lo primero que se debe hacer es asistir al pediatra que, probablemente, recomendará el análisis de un psicólogo especialista en infancia”, aseveró la experta de VIU.

Es importante entender que cualquier oportunidad es propicia para que un niño visite un experto de la salud mental, sobre todo cuando no es capaz de expresar ciertas cosas que se hacen normalmente, asimismo, los padres deben estar abiertos a estar en las consultas, pues serán parte fundamental para entender todo el contexto en el que se está desenvolviendo el menor.

“Los padres pueden ayudar a sus hijos acudiendo a terapia para consultar dudas, actuando rápido ante la más mínima sospecha de que algo no va bien o -incluso- de manera preventiva, consultado a profesionales especializados para que les den pautas de cómo cuidar la salud mental propia y la de sus menores”, destacó Begoña.

Al momento de requerir ayuda, primero se debe analizar el comportamiento del menor, pues cada caso es particular y vendrá de algún antecedente de cada problemática. El trabajo con niños tiene como particularidad que se realiza casi en igual medida que con los padres, aunque cambia a partir de la adolescencia. Los trastornos asociados a la ansiedad también suelen ser muy frecuentes en los pequeños.

Un primer paso en el camino correcto es entender que cada acción por parte de los niños, niñas y adolescentes; ya sea una rabieta, apatía, aislamiento o euforia o alegría excesiva; tiene origen en pensamientos que embargan a los menores; razón por la cual se debe estar muy atento para recurrir cuanto antes a un especialista.

Más datos de la OMS, específicamente para la región de las Américas, estima que en promedio 100.000 personas se suicidan al año. Los diez países con el mayor número de casos son Estados Unidos (49.394), Brasil (13.467), México (6.537), Canadá (4.525), Argentina (4.030), Colombia (3.486), Chile (1.893), Cuba (1.596), Perú (1.567) y Bolivia (1.326).

Hay que prestar mucha atención, ya que existe una gran cantidad de niños en condiciones muy oposicionistas, las cuales -a veces- esconden problemas más complejos como la depresión infantil, que puede traer melancolía, falta de ilusión y desesperanza, algo sumamente grave, porque un pequeño sin ganas de vivir la vida, es decir a una corta edad, podría acarrear problemas para toda la vida.