La sangre cumple una tarea vital en el cuerpo y es la de transportar los nutrientes que se requieren para la activación de cada uno de los procesos que permiten el funcionamiento del organismo. A través del torrente sanguíneo se moviliza uno de los componentes indispensables para el ser humano: el oxígeno.
Este se obtiene a partir de la respiración y luego se desplaza por medio del aparato circulatorio, cuyo eje central es el corazón, a los demás órganos del cuerpo. Un proceso que en teoría parece sencillo, pero que está mediado por múltiples factores que pueden incidir en el correcto desempeño de este sistema, como el estado de los vasos sanguíneos, la capacidad del corazón y las condiciones propias de la sangre.
Hay condiciones, por ejemplo, que alteran la estructura de la sangre, como lo es la hipercoagulabilidad, o en palabras sencillas, tener la sangre con un mayor espesor de lo común, indican desde la plataforma de difusión médica, Medical News Today.
¿Cómo puede afectar la sangre espesa al cuerpo?
Lo primero que hay que comprender, explican los expertos de Medical News Today, es que hay una variedad de condiciones que pueden estar asociadas al aumento del espesor de la sangre, algunas de estas son inclusive relacionadas con los antecedentes familiares.
Igualmente, este es un síntoma característico de otras enfermedades, entre las que se listan el lupus, que es un trastorno del sistema inmunitario; los linfomas y la policitemia vera. Pero esta exactitud en el origen solo puede ser determinada por el médico que trate al paciente, para lo cual requerirá someterlo a análisis de sangre.
Ahora, retomando la explicación sobre cómo funciona el aparato circulatorio, cabe explicar que un cambio en la consistencia de la sangre también altera la manera en la que funciona esta ‘máquina’.
Debido a que se incrementa su espesor, puede costar más trabajo que se movilice por las arterias (cuando desde el corazón rumbo a otras partes del cuerpo) y las venas (en su retorno al órgano vital); esto se traduce en problemas circulatorios, que son un factor de riesgo para el desarrollo de afecciones cardíacas.
Pero además, explican desde Medical News Today, a esta problemática se suma que, al no transportarse con facilidad por el cuerpo, tampoco se mantiene un suministro constante de los componentes presentes en la sangre, entre ellos las hormonas, que son las encargadas de darles ‘órdenes’ al cuerpo y que intervienen en procesos como la reproducción, la regulación de las emociones y en el metabolismo, añaden desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus.
De acuerdo con el portal Tua Saúde, algunos de los síntomas que se relacionan con esta afección pueden presentarse en las piernas, teniendo en cuenta que estas cumplen una función similar a la del corazón para poder bombear la sangre de vuelta hacia arriba. Por la dificultad para realizar este proceso, se puede percibir hinchazón o molestias en las extremidades inferiores.
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“Los síntomas de la sangre espesa están relacionados con las complicaciones”, explican desde el referido portal, por eso también es frecuente notar otros malestares propios de las afecciones cardíacas, como el dolor en el pecho o las cefaleas.
En caso de que la persona evidencie o tenga sospecha de que hay un cambio en la consistencia de la sangre, lo primordial es consultar al médico, para poder avanzar con el tratamiento adecuado y controlar la coagulación de la sangre.
Para ello, el profesional puede recetar medicación, pero también recomendar algunos cambios en la alimentación, procurando que en la dieta se privilegien nutrientes como la vitamina K, la vitamina C y la vitamina E, que son reconocidos por su capacidad para reducir la formación de coágulos, añaden.