El proceso de quema de grasa en el organismo sucede de la siguiente manera: la glucosa que se consume en los alimentos sirve para tener energía inmediata, una vez esta se ha acabado, el cuerpo obtiene energía de las reservas de grasa del cuerpo. De esta forma, si no se ingieren alimentos con alto índice glucémico, el cuerpo tendrá oportunidad de echar mano de sus propias reservas de energía, es decir de grasa corporal, y procederá a una oxidación más eficiente de esta misma.
Para evitar alterar el sistema hormonal y el metabolismo es necesario ingerir grasas a través de la dieta, ya que es un nutriente necesario para el buen funcionamiento del organismo. Si en la dieta está incluida la grasa, el organismo podrá funcionar con normalidad, eso sí, sin sobrepasar las cantidades recomendadas de acuerdo a la contextura física de cada persona.
Para llevar una dieta balanceada e ingerir las grasas necesarias de manera saludable, proporcionando al organismo de las cantidades de ácidos grasos necesarios, es importante entender cuáles son las más favorables, es decir, las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas.
Los alimentos ricos en grasas saturadas no son muy recomendados por los especialistas, debido a que por lo general no ayudan al metabolismo y tienden a acumularse con mayor facilidad en el cuerpo. Utilizar aceites de oliva e ingerir pescados salvajes son algunas de las mejores soluciones para perder peso y quemar grasa de manera sana sin hacer daño al organismo.
Grasas menos saludables: las grasas trans y las grasas saturadas. La mayoría de los alimentos que contienen estos tipos de grasas son: la mantequilla, la margarina, las mantecas y la grasa de la carne de res o cerdo. Las grasas trans deben evitarse en su totalidad, mientras que las grasas saturadas se pueden consumir con moderación.
Grasas saturadas: la mayoría de estas grasas son de origen animal y se encuentra en las carnes con alto contenido de grasa y productos lácteos. Las fuentes de grasa saturada incluyen cortes grasos de res, cerdo o pollo, carne oscura y la piel de las aves, lácteos (leche entera, queso, crema agria y helado), aceites tropicales (aceite de palma, aceite de coco, y mantequilla de cacao).
Grasas trans: esta es la peor grasa para el consumo humano y aparece en los alimentos que contienen aceites vegetales parcialmente hidrogenados. Se puede encontrar este tipo de grasa en alimentos fritos (papas fritas, donas, comidas rápidas); margarina (en barra o blanda); manteca vegetal; alimentos horneados (galletas, pasteles y postres); y alimentos procesados (galletas saladas, palomas de maíz para microondas).
Al igual que las grasas saturadas, las grasas trans pueden aumentar el colesterol malo en la sangre. Los médicos han relacionado este tipo de grasa con la inflamación en el cuerpo, hecho que puede ocasionar enfermedades cardíacas, diabetes y un accidente cerebrovascular.
Grasas buenas
Grasa monoinsaturada: esta se encuentra en una variedad de alimentos y aceites. Estudios han demostrado que consumir este tipo de grasas puede ayudar a mejorar los niveles de colesterol bueno en la sangre. Estas grasas están presentes en las nueces (almendras, marañón y maníes), aceites vegetales (aceite de oliva y aceite de maní), mantequilla de maní y mantequilla de almendra.
Grasa poliinsaturada: es conocida también como ‘grasa esencial’, debido a que el cuerpo no la puede producir y necesita obtenerlas de los alimentos. Según la Asociación Americana del Corazón, tanto las grasa monoinsaturadas como la grasas poliinsaturadas disminuyen el riesgo de enfermedad cardíaca y los niveles de colesterol malo en la sangre. Está grasa se encuentra en alimentos como: el salmón, la trucha, nueces, linaza, semillas de chía y el tofu.