La carne es uno de los alimentos más populares en cada almuerzo o comida. Este proviene, lógicamente, a partir de los músculos de animales, especialmente de res, cerdo, pollo o pescado, que pasa a ser una fuente importantísima de grasas buenas, vitaminas, proteínas y minerales en aras de nutrirse de forma ideal. Muchos consideran que no se puede descartar, salvo excepciones, en el sentido de que brinda nutrientes de alta calidad.
Por ejemplo, la carne resulta ser una de las bases de proteína con mayor efecto en el ser humano, puesto que contiene los aminoácidos ideales para que se reparen o mantengan los diversos tejidos. Además, la carne es rica en hierro y zinc, esenciales para el óptimo funcionamiento del cuerpo.
Otros beneficios, tales como las grasas saludables, la sensación completa de saciedad y reducción del apetito, control de peso y múltiples variedades de carne, sin duda, hacen que este sea infaltable en las respectivas comidas.
Muchos sostienen que el consumo de carne es determinante para estar sanos, pero al mismo tiempo, hay que revisar bien los horarios de ingesta. El consumo de carne no es ideal en determinadas horas, pues le haría daño al organismo y no tendría los efectos esperados de su contribución en él.
¿Cuál es la hora ideal para el consumo de carne?
De acuerdo con Alain Delabos, reconocido médico nutricionista, el consumo de carne tiene que hacerse en el almuerzo, pues allí es cuando el organismo más necesita sus nutrientes y puede asimilarlo de mejor manera, a diferencia de la noche o la mañana.
Resulta que el cuerpo necesita allí proteínas a la mitad del día, puesto que ayuda a completar el respectivo ciclo diario, además de que “el estómago produce la mayor cantidad de ácido estomacal, lo que permite que la carne se absorba de manera óptima”, de acuerdo con palabras del médico, citadas por el medio Le Parisien.
Por su parte, Delabos es enfático en que los alimentos pueden ir acompañados con legumbres, tales como fríjoles, guisantes, lentejas, entre otras, pero siempre será importante iniciar los almuerzos con el consumo de carne, además de que se pueden cocinar de diferente manera, sean asados, hervidos o salteados. La única condición es que no se quemen por ningún motivo, dado que podrían tornarse cancerígenos.
Y algo crucial radica en la porción de carne que se le asigna a cada almuerzo, ya dependiendo de la altura de la persona y sus actividades físicas. En palabras de Delabos: “Una mujer sedentaria de 1,60 m debe ingerir al mediodía al menos 210 gramos de carne roja o 240 de carne blanca o 220 g de despojos, no más de dos veces por semana (...) Un hombre activo de 1,70 m debe consumir al menos 290 g de carne roja o 220 g de carne blanca, además de 210 g de despojos”.
En resumidas cuentas, el consumo de carne puede ser más eficaz en sus beneficios al mediodía, siempre y cuando haya variedad de carnes y no se sobrepasen los límites o excesos, además de ponerle mucha atención a la manera en que se prepara, si se quema o no. El acompañamiento de legumbres brinda más privilegios, pero ya todo está en decisión personal y las respectivas preferencias.