Ya quedan solo nueve días antes del inicio de la Semana Santa y desde ya los creyentes han empezado a palpitar con lo que será una semana llena de espiritualidad; aunque hay otros que lo único que esperan es los días de descanso que pueden tener.
Sin embargo, sea cual sea la razón por la cual se espera la llegada de la también conocida como Semana Mayor, es importante, si se es o no creyente, entender el trasfondo religioso e histórico detrás de cada uno de los días que conforman esta importante conmemoración de la tradición judeocristiana.
Teniendo en cuenta esto, SEMANA explica la importancia del considerado por los expertos como el día más difícil de Jesús: el Martes Santo; esto por supuesto, después del Viernes Santo, día de la Pasión.
Este año será el 12 de abril el día en que se recordará cuando el Señor Jesucristo, notablemente afectado, confesó a sus discípulos que dos de ellos tendrían para con él dos acciones de infidelidad y falta de lealtad que, seguramente en su condición de hombre, terminaron hiriendo al Salvador.
Aunque varios historiadores aseguran que hay varias incongruencias que impiden afirmar tajantemente que el anuncio de la traición de Judas, así como de la negación que Pedro haría de Jesús, se habría dado dos días antes del arresto del Mesías en la noche del Jueves Santo, lo cierto es que la tradición católica asegura que fue un martes cuando Jesucristo “sentenció” a dos de sus más importantes discípulos de su traición física y emocional.
La traición de Judas
Los cuatro evangelios en el Nuevo Testamento (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) tienen entre sus líneas textos que evidencian la importancia que dio Jesús a su muerte, así como a los hechos que la antecederían como lo fue la traición de Judas.
El evangelio de San Juan es uno de los más claros frente a este tema, dejando palabra por palabra lo que dijo Jesús la noche en la que anunció, no solo que uno de sus doce discípulos lo entregaría a los fariseos, sino que además reforzó que después de esto llegaría su muerte.
En San Juan 13:21-27 se puede encontrar esta historia:
“21 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
22 Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
23 Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.
24 A este, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.
25 Él entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
26 Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquel es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto”.
“Me negarás tres veces”
Unos versículos más adelante, la Biblia menciona que Pedro, antes llamado Simón, en su arrogancia y dureza de corazón, aseguró que no permitiría que a Jesús le ocurriera nada, pues, antes que verlo muerto, Pedro moriría por él.
En tono irónico, Jesús se preguntó para sí mismo si Pedro haría esto que prometió, asegurando inmediatamente que esto no pasaría. De esta forma, el Salvador terminó develándole a su seguidor que en lugar de morir por él, lo terminaría negando tres veces.
Así lo relata San Juan 13:36-38:
“36 Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después.
37 Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
38 Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces”.