Los riñones tienen la labor de filtrar los desechos y el exceso de agua de la sangre mediante la orina, manteniéndola limpia y químicamente equilibrada, según National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases. Los riñones a diario filtran cerca de 200 litros de sangre para producir hasta dos litros de orina, motivo por el cual es importante mantenerlos sanos y depurados para su buen funcionamiento.
Estos dos órganos son más o menos del tamaño del puño de la mano y están ubicados en la mitad de la espalda, debajo de las costillas. MedlinePlus, un servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, explica que dentro de cada riñón hay un millón de estructuras pequeñas llamados nefrones, que son los encargados de filtrar los desechos y el exceso de agua que, como ya se dijo, se convierte en orina. La orina fluye por unos canales que se llaman uréteres hasta llegar a la vejiga y luego es expulsada por el órgano reproductor.
“La mayoría de las enfermedades renales atacan los nefrones”, reseña MedlinePlus, un daño que provoca que los riñones no puedan eliminar desechos. Problemas genéticos, lesiones o medicamentos son las causas que pueden afectar los riñones. Además, las personas pueden tener un mayor riesgo de padecer una enfermedad renal si tienen diabetes, presión alta o un familiar cercano con algún problema de los riñones.
La biblioteca estadounidense añade que “la enfermedad renal crónica va dañando los nefrones de a poco con el transcurso del tiempo”. Además, otras enfermedades de los riñones pueden incluir cáncer, quistes, piedras e infecciones.
Un artículo publicado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos explica que hay diferentes tipos de enfermedad renal. “La mayoría ataca a ambos riñones al mismo tiempo y daña los filtros pequeños, llamados nefronas, reduciendo su capacidad de filtración”, anota la entidad. La lesión renal aguda ocurre cuando el daño a las nefronas sucede rápidamente, por lo general debido a lesiones o envenenamiento. Entre tanto, cuando las nefronas empeoran lentamente y en silencio, durante años o incluso décadas es cuando ocurre la enfermedad renal crónica.
El doctor Andrew Narva, médico nefrólogo de los Institutos Nacionales de la Salud, señala que la “mayoría de la gente no tiene síntomas, o muy pocos, hasta que la enfermedad renal crónica está muy avanzada. (...) Uno puede perder hasta tres cuartas partes de la función renal y esencialmente no presentar ningún síntoma”.
Entendiendo esto, hay una serie de señales de alarma que pueden indicar que hay un daño en los riñones, a la que hay que estar atento y dado el caso que se presenten, acudir al médico para que realice las pruebas de laboratorio o los exámenes que vengan al caso para detectar la afección de forma oportuna.
En lo que refiere a la sintomatología de la lesión renal aguda –también conocida como insuficiencia renal aguda–, la entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, Mayo Clinic, enumera los siguientes signos y síntomas: disminución del volumen de orina excretado (diuresis); retención de líquido, que causa hinchazón en las piernas, los tobillos o los pies; falta de aire; fatiga; desorientación; náuseas; debilidad; ritmo cardíaco irregular; dolor u opresión en el pecho; y convulsiones o coma en casos severos.
“A veces, la insuficiencia renal aguda no provoca signos ni síntomas y se detecta a través de pruebas de laboratorio que se realizan por otros motivos”, anota la entidad sin ánimo de lucro.
Por su parte, la insuficiencia renal crónica, según reseña el Hospital Clínic de Barcelona, puede provocar estos síntomas: Disminución de la cantidad de orina; retención de líquidos; cansancio; anemia, picor de la piel; sabor metálico, mal gusto en la boca; pérdida del apetito; náuseas y vómitos; presión arterial alta; mayor sensibilidad al frío; o dificultad para respirar o disnea.