El síndrome del intestino permeable es una afección digestiva que impacta el revestimiento de los órganos. Se presenta como una alteración de la pared del intestino delgado que hace que sustancias y microorganismos pasen esta barrera y lleguen al torrente sanguíneo.
Un artículo publicado en el medio especializado Medical News Today, indica que muchos profesionales de la salud no reconocen este padecimiento como una afección diagnosticable. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que el intestino permeable puede ser causante de una serie de afecciones médicas.
Según el Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, de España, este síndrome es una patología de nuevo diagnóstico que se caracteriza porque los pacientes presentan cefalea, diarrea, hinchazón abdominal, intolerancia alimentaria, dificultad para bajar de peso y dolor articular sin una causa aparente.
También se puede presentar fatiga, confusión, dificultad para concentrarse, problemas de la piel, como acné, erupciones cutáneas o eczema e inflamación generalizada. Al presentar un cuadro clínico tan inespecífico es de difícil diagnóstico, dicen los especialistas.
También es común que se presenten alergias estacionales tales como el asma o la sinusitis crónica, que suelen presentarse en los pacientes cuyo intestino está enfermo debido a la permeabilidad.
Estas reacciones se producen por los descontroles que sufre el sistema inmunológico, como dejar de producir suficientes anticuerpos para atacar los alérgenos y agentes infecciosos, indica una publicación del portal Mejor con Salud.
Otro de los síntomas es que se pueden producir desequilibrios hormonales, dado que las funciones del intestino van más allá de su participación en el proceso digestivo. Si bien se le conoce como un órgano clave para una correcta digestión, este también participa en la actividad de algunas hormonas. Por ello, al sufrir de permeabilidad, esto puede derivar en problemas hormonales que lleven a padecimientos como el síndrome premenstrual y los ovarios poliquísticos.
La información del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas asegura que una de las causas de que el intestino se vuelva permeable es el estrés, que provoca inflamación en la mucosa intestinal. Cuando una persona maneja altos niveles de estrés, se puede originar una bajada de defensas, llevar una dieta inadecuada y no dormir bien.
Sin embargo, detrás de esta patología también pueden estar afecciones propias de la pared intestinal como: úlceras, enfermedad celíaca, Enfermedad Inflamatoria Intestinal, gastritis, intolerancias alimentarias, e intestino irritable, entre otras.
Relación con otras enfermedades
El intestino permeable puede contribuir al desarrollo de varias afecciones médicas, según Medical News Today. Por ejemplo, puede incidir en el síndrome del intestino irritable (SII), la enfermedad de Crohn, diabetes y sensibilidad a los alimentos.
Si bien la publicación señala que no está claro si este síndrome es una causa o un síntoma de estas afecciones, cita un artículo de revisión de 2015 que sugiere que el aumento de la permeabilidad intestinal puede contribuir a desarrollar la enfermedad inflamatoria intestinal (EII); mientras que otra revisión de estudios llega a la conclusión de que la permeabilidad intestinal ocurre antes del inicio de la diabetes tipo 1.
¿Cómo tratar este síndrome?
Los especialistas de la institución española de enfermedades digestivas, indican que para combatir el síndrome del intestino permeable, lo primero que se requiere es identificar la causa que origina la afección para adelantar el tratamiento indicado.
El paciente también debe procurar reducir el estrés, realizar actividad física, beber mucha agua para que actúe como depurativo, mejorar la higiene del sueño y hacer todo lo posible para fortalecer el estado de su sistema inmunológico. Este último aspecto se puede conseguir a través de la alimentación.
Para ello, los expertos recomiendan consumir probióticos naturales como yogur y kéfir; productos ricos en zinc como chocolate negro, ostras y cacahuete; alimentos con altos niveles de aminoácidos no esenciales como L-Glutamina y L-Arginina que se pueden encontrar en el pollo, pavo, carne magra de cerdo, espinacas, frutos secos y quesos frescos.
También se pueden hallar en la ternera, mariscos, almendras, lechuga, pepino, cebolla, ajo, espárragos y cordero.