Un nuevo estudio realizado por el King’s College London y publicado en la revista científica The Lancet mostró cómo los síntomas del coronavirus difieren en el género de una persona, es decir que son distintos entre mujeres y hombres.
La investigación señala que los hombres son más propensos a sufrir cuadros graves de dificultad al respirar. Esto luego de que los científicos analizaran datos de más de 38 mil adultos que atravesaron la enfermedad causada por el virus.
Así señalaron los expertos y revelaron que los hombres también tienden a presentar fatiga extrema, escalofríos y fiebre. Los resultados permitieron determinar que en mujeres es más común la pérdida de olfato o anosmia, el dolor en el pecho y la tos persistente.
“En este estudio de vigilancia epidemiológica prospectivo a gran escala, utilizamos datos prospectivos, observacionales, longitudinales y autoinformados de participantes en el Reino Unido sobre 19 síntomas durante 3 días después del inicio de los síntomas y resultados de la prueba de PCR COVID-19 extraídos de la aplicación para teléfono móvil Covid Symptom Study ZOE”, explicaron en el estudio.
De otro lado, la investigación, basada en los síntomas que los pacientes informaron al principio de su enfermedad, encontró que los mayores de 80 años tienen más probabilidades de experimentar dolor de garganta, dolor en el pecho, dolor muscular inusual, dolor en los ojos y escalofríos o escalofríos en las primeras etapas de la enfermedad.
En cambio, las personas de 16 a 39 años tienden a experimentar pérdida del olfato, dolor en el pecho, dificultad para respirar, dolor en los ojos y dolor abdominal, averiguaron los expertos.
Para detectar la enfermedad, el estudio afirmó que “los síntomas más claros para la detección temprana de Covid-19 en general incluyeron pérdida del olfato, dolor en el pecho, tos persistente, dolor abdominal, ampollas en los pies, dolor en los ojos y dolor muscular inusual”.
El riesgo de estudios erróneos
El coronavirus se ha convertido en un tema del que mucho se escucha, pero poco se entiende. A pesar de que el mundo lleva más de año y medio tratando de enfrentarlo, lo cierto es que cada vez salen más aristas de este problema que son un reto para los científicos que buscan acabarlo.
A raíz de esto resulta tan peligroso la desinformación y no la que se propaga con cadenas falsas de WhatsApp sobre supuestos tratamientos milagrosos, sino con la misma que producen algunos estudios científicos, publicados en prestigiosas revistas de medicina y que a la final resultan ser erróneos.
El intenso interés público por la pandemia y el divisivo debate en Estados Unidos sobre cómo abordarla facilitan la difusión de trabajos de investigación incorrectos en internet que proveen supuestos argumentos a los opositores a la vacuna. Cuando el investigador de un estudio luego se retracta, ya es demasiado tarde.
“Una vez que el artículo se publica, el daño es irrevocable”, dijo Emerson Brooking, investigador principal residente del Laboratorio de Investigación Digital Forense del Atlantic Council, que se especializa en la identificación y exposición de la desinformación.
Las publicaciones científicas erróneas “han echado leña al fuego para los escépticos de la covid-19 y los teóricos de la conspiración. Con frecuencia son objeto de una actividad viral en internet. Sus conclusiones se filtran además a través de artículos provocadores y engañosos de sitios web marginales”, dijo Brooking a la AFP.
La información inexacta sobre las vacunas es especialmente peligrosa en un momento en el que su aceptación se ha ralentizado en Estados Unidos, donde las autoridades sanitarias afirman que casi todas las muertes recientes por covid-19 se están produciendo entre quienes no están inmunizados.
*Con AFP