El ataque cardíaco, también llamado infarto de miocardio, se produce cuando se bloquea el flujo de sangre que va al corazón. Por lo general, el bloqueo es una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias que forman una placa en las arterias que alimentan el corazón (arterias coronarias), de acuerdo con Mayo Clinic.

Asimismo, la entidad sin ánimo de lucro explicó que los síntomas de un infarto son presión, opresión, dolor o sensación de compresión o dolor en el pecho o en los brazos, que puede propagarse hacia el cuello, la mandíbula o la espalda, así como náuseas, indigestión, ardor de estómago o dolor abdominal, falta de aire, sudor frío, fatiga, aturdimiento o mareos repentinos.

No obstante, no todas las personas que tienen ataques cardíacos tienen los mismos síntomas o presentan síntomas con la misma gravedad: algunas personas tienen un dolor leve, otras presentan un dolor más intenso, mientras que algunas no presentan síntomas. Para otros, la primera señal puede ser un paro cardíaco repentino, sin embargo, cuantos más signos y síntomas tenga, mayor es la probabilidad de que esté teniendo un ataque cardíaco.

Además, algunos ataques cardíacos se producen de repente, pero muchas personas tienen signos y síntomas de advertencia horas, días o semanas antes. De hecho, Mayo Clinic explicó que la primera advertencia podría ser un dolor o una presión en el pecho recurrente (angina de pecho) que se desencadena con el esfuerzo y se alivia con el descanso. La angina de pecho es el resultado de un descenso temporal del flujo sanguíneo hacia el corazón.

Por su parte, las entidades de salud recomiendan asistir si se identifica alguno de los síntomas de un infarto, ya que puede ocurrir en cualquier circunstancia y sin previo aviso.

Entre los factores de riesgo de un ataque cardíaco se incluyen los siguientes, según Mayo Clinic:

  • Edad: Los hombres de 45 años o más y las mujeres de 55 años o más tienen una mayor probabilidad de tener un ataque cardíaco que los hombres y las mujeres más jóvenes.
  • Consumo de tabaco: Se incluye fumar y la exposición por largo tiempo al tabaquismo pasivo.
  • Obesidad: La obesidad está relacionada con el nivel alto de colesterol en sangre, el nivel alto de triglicéridos, la presión arterial alta y la diabetes. Reducir simplemente un 10 % del peso corporal puede reducir el riesgo.
  • Diabetes: No producir suficiente insulina (una hormona secretada por el páncreas) o no responder a la insulina de manera adecuada provoca que los niveles de glucosa en la sangre del cuerpo aumenten, lo que incrementa el riesgo de tener un ataque cardíaco.
  • Síndrome metabólico: Este síndrome se manifiesta cuando tienes obesidad, presión arterial alta y nivel alto de glucosa en la sangre. El síndrome metabólico hace que seas dos veces más propenso a tener una enfermedad cardíaca que las personas que no tienen este síndrome.
  • Antecedentes familiares de ataques cardíacos: Si tus hermanos, padres o abuelos han tenido ataques cardíacos a una temprana edad (antes de los 55 años en los hombres y de los 65 años en las mujeres), puedes tener un mayor riesgo.
  • Estrés: Es posible que respondas al estrés de maneras que pueden aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco.
Las principales causas de una mala circulación sanguínea tienen que ver con el sedentarismo. | Foto: Getty Images
  • Consumo de drogas ilegales: Consumir drogas estimulantes, como la cocaína o las anfetaminas, puede provocar un espasmo de las arterias coronarias y causar un ataque cardíaco.
  • Antecedentes de preeclampsia: Esta afección causa presión arterial alta durante el embarazo y aumenta el riesgo de tener enfermedades cardíacas de por vida.
  • Una enfermedad autoinmunitaria: Los trastornos como la artritis reumatoidea o el lupus pueden aumentar el riesgo de tener un ataque cardíaco.