Tener una cuenta en Facebook o Twitter ya es algo normal, especialmente entre los más jóvenes. La aparición de estas redes sociales cambió la forma en que la gente se relaciona y hoy son un medio inigualable para conectar a millones de personas en el mundo. Sin embargo, así como las distancias se han acortado, los individuos se encuentran cada vez más aislados. Ese es el resultado de varias investigaciones recientes que señalan que la gente le dedica más tiempo a sus relaciones online que a interactuar cara a cara con sus amigos más cercanos y familiares. Una encuesta de la Fundación de Salud Mental del Reino Unido, por ejemplo, reveló que el 35 por ciento de las personas entre 18 y 34 años sienten que pasan demasiado tiempo relacionándose en internet cuando podrían hacerlo en persona. Un estudio realizado en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, reveló que quienes pasan muchas horas conectados son propensos a sentir soledad e insatisfacción. Otro trabajo hecho en Australia, país en el que casi la mitad de sus habitantes tiene cuenta activa, encontró que las personas que pasan más tiempo navegando tienden a ser neuróticas y solitarias. La preocupación es tan grande que la revista estadounidense The Atlantic dedicó su última portada al tema y señala que la soledad se ha convertido en una epidemia contemporánea. La discusión gira, en últimas, en torno a si internet hace más solitarias a las personas o si los solitarios acuden más a este medio masivo. El problema es que la soledad es un estado psicológico difícil de definir o diagnosticar. Todos pueden sentirse solos en algún momento, pero hay personas que son solitarias porque tienen ese rasgo personal. Según nuevas investigaciones, durante los últimos 30 años el nivel de confidencialidad ha disminuido entre unos y otros, la tasa de divorcio ha aumentado y cada vez hay más casos de quienes deciden vivir solos. Todo esto es indicador de la tendencia. "Las personas se sienten cada vez más solas, especialmente los jóvenes. Es una sociedad cada vez más impersonal y consumista", señala la psicóloga de familia María Elena López. Según Eric Klinenberg, socióloga de la Universidad de Nueva York y autora del libro Going Solo, las nuevas tecnologías "hacen más placentera para la gente la experiencia de vivir solos, pues pueden estar en su casa sin compañía pero al mismo tiempo conectarse con sus amigos", dijo a SEMANA. John Cacioppo, director del Centro de Neurociencia Social y Cognitiva en la Universidad de Chicago, es uno de los principales investigadores en el tema de la soledad. El experto, autor del libro Loneliness, dice que sus efectos son nocivos para la salud. Los solitarios tienden a ser sedentarios, no hacen ejercicio y su riesgo de sufrir de enfermedades como sobrepeso, desórdenes hormonales, inflamaciones, pérdida de la memoria, depresión, insomnio, e incluso demencia, es alto. Para evaluar la relación que existe entre la soledad y las redes sociales, Cacioppo realizó un experimento con varios estudiantes y no hubo sorpresas. Los resultados demostraron que quienes tenían mayor interacción cara a cara eran menos solitarios que los que se relacionaban por internet. Según estos resultados, las nuevas tecnologías aíslan más a las personas. Sin embargo, Cacioppo afirma que todo depende del uso que le den a las mismas y de las circunstancias en que vive cada uno. Quienes son solitarios tienden a utilizar las redes sociales como barrera entre ellos y los demás, mientras que el resto le saca provecho para acortar las distancias, fortalecer sus amistades y crear nuevos contactos, afirma el autor, y aclara que "el problema surge cuando la gente no mide el tiempo que pasa conectada a Facebook y sacrifica el contacto físico". Al respecto Moira Burke, una científica e investigadora que trabaja para Facebook, afirma que a nivel general esta red social no crea ni destruye las relaciones, pues la mayoría de ellas ya existen con anterioridad y son transferidas a la red. Sin embargo, entre más de 845 millones de usuarios, es natural que haya excepciones a la regla. Por eso, la tesis de que las redes sociales hacen más solitarias a las personas sería relativa. Otros expertos coinciden en que el medio no es el culpable y todo depende del carácter de las personas y de los rasgos que predisponen su comportamiento. "Volverse adicto es una tendencia particular. Primero hay que analizar a las personas y luego a los medios porque cada cual elige y maneja la herramienta que necesita. No al revés", le explicó a SEMANA el psicólogo Diego Castrillón. Si una persona usa Facebook solo para ver lo que sus contactos hacen y no se comunica con ellos es "el equivalente a estar viendo por la ventana. Por eso lo que importa es la personalidad de cada individuo y no el medio", afirma Castrillón.Facebook y Twitter pueden ser muy útiles para recuperar, mantener o mejorar las relaciones que por una u otra razón, como distancia o tiempo, no se pueden dar cara a cara a diario. También pueden ser una inmensa ayuda para personas tímidas que empiezan sus amistades virtualmente. Prueba de ello es el caso de Andrés, un joven introvertido de 25 años que sin planearlo formó un grupo de amigos que conoció en Twitter hace casi un año. Luego de darse cuenta de que compartían gustos y pensamientos similares, decidieron reunirse y desde hace un mes salen cada semana. "Fue algo inesperado. En principio tuiteábamos sobre diversos temas y a medida que pasó el tiempo fue tal la conexión que quisimos conocernos personalmente. Hasta ahora nos hemos llevado muy bien entre todos", dijo a SEMANA.Las redes sociales son "herramientas poderosas si se usan adecuadamente. Las nuevas tecnologías pueden llevarnos más a la integración que al aislamiento", afirma Cacioppo. La clave está en mantener un equilibrio y no permitir que las relaciones virtuales sustituyan las personales. "Gran parte de los pacientes que recibo se quejan de que no pueden establecer relaciones cercanas, predecibles y genuinamente gratificantes, tanto de amistad como de pareja", le dijo López a SEMANA. Esto se debe justamente a que las relaciones son cada vez más mediatizadas, menos definidas y, en consecuencia, muy complejas. Las relaciones cara a cara son tan básicas como necesarias y no pueden remplazarse por las que se viven en internet. Pero, como dice Larry Rosen, investigador de redes sociales de la Universidad de California, Facebook y Twitter "nos han enseñado a cambiar en un sentido positivo. Así creamos que no nos comunicamos tanto, sí estamos más conectados". Al final de cuentas, "la profundidad de la red social que cada uno tenga en la vida real determinará la que vaya a vivir dentro del mundo virtual. No a la inversa", concluye Cacioppo.