Desde el año 2013 se empezó a hablar de los psicobióticos, una clase de probióticos que pueden complementar tratamientos psicológicos y psiquiátricos, para reducir la sintomatología de algunas enfermedades.

Esta es una nueva área de estudio de las neurociencias que investiga cómo mejorar el estado de ánimo y la función cognitiva a través de una suplementación dietaría que beneficie a la microbiota gastrointestinal. La doctora Sandra Santos, gerente de Innovación de Bionutrec, explica la relación intestino – cerebro, y cómo los probióticos son benéficos para la salud mental.

Cotidianamente, todas las personas sienten que lo que sucede en el cerebro afecta al intestino y viceversa, “por ejemplo, cuando estamos nerviosos, ansiosos o nos asustamos, posteriormente nos duele el estómago, nos dan nauseas o incluso diarrea. Y también, de modo contrario, cuando tenemos colon irritable o estreñimiento, sentimos estrés o ansiedad y afecta nuestra salud mental”, comenta la doctora Santos. Sin duda alguna, es una relación evidente y en la comunidad científica se ha empezado a utilizar el término “psicobióticos” como tratamiento complementario para tratar estas patologías.

Un estudio de 2015 publicado en la revista Biomedical Journal, define a los psicobióticos como organismos vivos probióticos que, cuando se ingieren en cantidades adecuadas, producen un beneficio para la salud de los pacientes que padecen una enfermedad psiquiátrica.

La doctora Santos agrega que un estudio realizado en el 2019 por diferentes universidades en Taiwán concluye que los psicobióticos son eficaces para mejorar los trastornos neurodegenerativos y del desarrollo neurológico, incluido el trastorno del espectro autista (TEA), la enfermedad de Parkinson (EP), el Alzheimer y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Esto se evidenció ya que la microbiota de estas personas tiene unas características particulares, donde los microorganismos benéficos de su intestino estaban en bajas proporciones.

“Al momento de suministrar los probióticos, se mejora la calidad de la microbiota, y a su vez, se reducen los síntomas de estas enfermedades”, agrega la doctora.

Es decir, el consumo regular de probióticos no solo puede ayudar a tener un intestino más saludable, sino también a un cerebro más saludable.

Los probióticos, o psicobióticos como son conocidos en el campo neurocientífico, complementan los tratamientos para enfermedades mentales, más no son medicamentos. “Los probióticos no curan, ni generan un cambio drástico, pero sí ayudan a reducir la sintomatología y realizan una labor de prevención. El consumo regular permite conexiones neuronales apropiadas, que reducen el riesgo de padecer estas patologías”, concluye la especialista.

El consumo frecuente de probióticos genera un bienestar integral a todo nivel, pues desencadenan una serie de efectos benéficos multisistémicos que mejoran el funcionamiento de todo el organismo.