Muchas personas en el mundo padecen altos niveles de sudoración en diferentes partes del cuerpo. Se trata de una alteración o afección caracterizada por un aumento de transpiración o sudor ecrino que impacta la calidad de vida.

La sudoración es el mecanismo que emplea el cuerpo para enfriarse. El sistema nervioso activa de manera automática las glándulas sudoríparas cuando la temperatura corporal aumenta, aunque también se presenta, por ejemplo, en las plantas de las manos cuando las personas están nerviosas, explican especialistas de MedlinePlus.

A esta afección se le conoce como hiperhidrosis y la explicación, según los expertos, es que los nervios responsables de enviar señales a las glándulas sudoríparas se vuelven hiperactivos, a pesar de no haber sido desencadenados por la actividad física ni el aumento de la temperatura. Al estar estresado o nervioso, el problema empeora.

Cuando la sudoración excesiva afecta manos, pies y axilas, se llama hiperhidrosis focal. En la mayoría de los casos, no se puede encontrar la causa, pero puede ser un padecimiento hereditario. Si la sudoración no es causada por otra enfermedad se llama hiperhidrosis primaria y, si se presenta como resultado de otra afección médica, se le denomina secundaria.

El ejercicio incrementa la sudoración, pero hay personas que sudan estando en ambientes relajados. | Foto: Copyright 2021 The Associated Press. All rights reserved

Entre los trastornos que pueden provocar sudoración intensa están diabetes, sofocos en la menopausia, problemas en las glándulas tiroideas, nivel bajo de azúcar en la sangre, algunos tipos de cáncer, trastornos del sistema nervioso e infecciones.

Una persona que se enfrenta a las sudoraciones excesivas puede sufrir consecuencias como infecciones, baja autoestima, estrés emocional, ansiedad, vergüenza, perturbación de la rutina diaria, aislamiento social, mal olor, pigmentación de la piel, hongos, descamación, irritación, dificultad en diferentes manipulaciones, condicionamiento de las relaciones personales, las laborales y las actividades sociales.

De acuerdo con el portal Encolombia.com, algunos de los remedios caseros para ayudar a hacerle frente a la sudoración son los siguientes.

- Ducharse varias veces al día usando un jabón antibacterial.

- Realizar una mezcla de limón y sal hasta obtener una pasta granulada y aplicarla en las zonas sudorosas. Estos productos proporcionan efectos exfoliantes que combaten las células muertas o bacterias.

- El té verde ayuda a reducir la segregación de sudor, ya que actúa como astringente natural. Se hierve el té, se deja reposar, se filtra y se lavan las diversas partes con sudoración.

- Preparar una infusión de salvia y tomarla dos veces al día ayuda a regular las glándulas sudoríparas. De igual forma, se puede preparar pasta con bicarbonato y limón, adicionando una cucharada de cada uno; luego se masajean las áreas afectadas y retiran a los 20 minutos con agua fría.

- Otra opción es preparar un desodorante natural con tomillo, romero y vinagre, hirviendo una cucharada de tomillo y romero, y mezclando esto con media de vinagre para frotar en las áreas a tratar.

- Desodorante en polvo con la mezcla de una cucharada de maicena y una de bicarbonato de sodio, y aplicarla en las axilas.

- La infusión de sauco combate los malos olores y las bacterias. En un litro de agua se hierven las hojas frescas de sauco, se deja reposar, filtra y aplica con un algodón todos los días.

Adicionalmente, una publicación de la Revista Muy Saludable de Sanitas, brinda otras recomendaciones, como cambiar el desodorante por un antitranspirante que controle y reduzca la sudoración abundante, aplicándolo antes de dormir para beneficiarse de su efecto al día siguiente.

También, evitar la ropa ajustada y escoger prendas de tejidos naturales como el algodón, la seda o el lino. Si la persona va a estar mucho tiempo fuera de su casa, llevar ropa de recambio le hará sentirse más cómoda y segura.

Cuidar la higiene es otro aspecto fundamental para evitar los malos olores que puede causar el sudor junto con algunas bacterias, aunque ducharse más de lo habitual (una o dos veces al día) no hará que se sude menos; es más, los jabones agresivos o el exceso de lavados pueden añadir problemas en la piel.

Tampoco se debe dejar de consumir agua para no sudar. Es necesario hidratarse, más si la persona está perdiendo líquido de forma constante.