Es muy común que los nutricionistas y demás especialistas en el tema recomienden el consumo regular de un grupo de alimentos como las frutas. Esto se debe a que acumulan una gran cantidad de vitaminas y minerales, por lo que le aportan al organismo diversos beneficios. Se suelen diferenciar por su sabor, tamaño y forma.

Son muchas las frutas que existen y se pueden conseguir con facilidad en cualquier supermercado o tienda de barrio. Los profesionales de la salud recomiendan ingerir de 3 a 5 porciones de estos alimentos de origen vegetal al día; en lo posible, deben ser de distintos tipos, esto con el fin de obtener la mayor cantidad de nutrientes.

Las frutas son tan importantes para el cuerpo que, por ejemplo, hay una de ellas en particular que tiene la capacidad de controlar enfermedades como la anemia, la diabetes y la hipertensión arterial. Antes de conocerla, es oportuno hacer hincapié en los trastornos mencionados.

La anemia es una afección relacionada con la sangre. | Foto: vchal | Getty Images/iStockphoto

Por un lado, la anemia “es una afección en la cual careces de suficientes glóbulos rojos sanos para transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo. La anemia, también conocida como nivel bajo de hemoglobina, puede hacer que te sientas cansado y débil. Existen muchas formas de anemia, cada una con su propia causa. La anemia puede ser temporal o prolongada y puede variar de leve a grave”, explica Mayo Clinic, instituto internacional de investigación clínica.

Los principales síntomas de un trastorno relacionado con la sangre como la anemia son la fatiga constante, la piel pálida o amarillenta, tener dificultad para respirar, tener latidos del corazón irregulares, sufrir mareos o aturdimiento, tener las manos y los pies fríos, y padecer dolores en el pecho y en la cabeza.

Por su parte, la diabetes es una enfermedad crónica y metabólica que se da por tener muy elevados los niveles del azúcar o glucosa en la sangre. Antes de que se produzca la afección, el cuerpo atraviesa un estado que se denomina prediabetes. Este es reversible si se baja la glucosa.

Sin embargo, si no se toman las medidas necesarias para reducir esta sustancia, un médico declara el trastorno como tal.

Los signos y señales más comunes de la diabetes son el aumento de la sed, la micción frecuente, los problemas de visión, el aumento del apetito, la debilidad o fatiga, las heridas que tardan en sanar, el hormigueo en los manos y en los pies, la pérdida de peso sin razón alguna, entre otros más.

La alimentación es uno de los aspectos más determinantes para controlar la diabetes. | Foto: Fertnig/Getty Images

En cuanto a la hipertensión, este “es el término médico que se utiliza para describir la presión arterial alta. Si se deja sin tratamiento, la presión arterial puede llevar a muchas afecciones médicas. Estas incluyen enfermedades del corazón, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal, problemas en los ojos y otros problemas de salud”, indica Medline Plus, Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Aunque la presión arterial alta o hipertensión se puede heredar, por lo generar es el resultado de un estilo de vida poco saludable, en el que no se practica actividad física y se abusa del consumo de alimentos o productos cargados con grasas dañinas y sodio.

Ahora bien, como se mencionó en párrafos anteriores, existe una fruta en particular que ayuda a controlar la anemia, la diabetes y la hipertensión arterial.

Se trata del borojó, el cual tiene su origen en América del Sur y pertenece a la familia de Rubiáceae.

Esta fruta exótica es popular por su efecto estimulante. | Foto: Getty Images/iStockphoto

“El borojó ha sido utilizado en la medicina tradicional para tratar diversas afecciones, como la anemia, la diabetes y la hipertensión arterial. También se ha demostrado que tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas, lo que lo hace útil en el tratamiento de algunas infecciones”, afirma la plataforma digital Jugos Masai.

Como todo alimento, el borojó se debe consumir con moderación, sin llegar a un exceso. Lo ideal es ingerirlo en su propio estado.