Tradicionalmente la cúrcuma se ha usado en la cocina para condimentar diferentes platos. Sin embargo, sus propiedades y beneficios para la salud no han pasado desapercibidos para la medicina natural.
La cúrcuma es una planta nativa del suroeste de la India, es de color amarillo intenso y sus compuestos, llamados curcuminoides (la curcumina, la demetoxicurcumina y la bisdemetoxicurcumina) le otorgan grandes propiedades medicinales.
Sus aceites volátiles (turmerone, atlantone y zingiberene), proteínas, resinas y azúcares, también contribuyen a su poder sanador. Además, para completar su perfil de ‘reina de las especias’, también contiene fibra dietética, vitaminas C, E y K, niacina, sodio, calcio, potasio, cobre, magnesio, hierro y zinc”, según el grupo Sanitas en España.
En cuanto al jengibre es una raíz originaria del sudoeste asiático, más concretamente de China y parte de la India. Dichos países orientales consideran aún al jengibre como esencial en la dieta diaria, como preventivo de enfermedades y como colaborador de la digestión.
Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México, el jengibre ayuda a activar los jugos digestivos, por lo que mejora la absorción y asimilación de nutrientes esenciales en el cuerpo.
Así mismo, el jengibre reduce las náuseas, evita los calambres, mejora el flujo sanguíneo, disminuye las migrañas, combate el envejecimiento prematuro y reduce los niveles de estrés.
Es posible combinar estos dos ingredientes en un té, al cual es posible añadirle un poco de limón, un fruto rico en vitamina C, un nutriente esencial para el sistema inmune. Incluso, el portal especializado en alimentación GastroLab explicó los beneficios de esta preparación:
- Ayuda a quemar la grasa corporal y por lo tanto, a bajar de peso.
- Combate la inflamación gracias a sus propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias.
- Eleva las defensas pues cada ingrediente contiene nutrientes especiales para proteger el sistema inmune.
Para realizar este té se necesita: 250 mililitros de agua, medio limón, una rodaja de jengibre, una rodaja de cúrcuma, un trozo de canela, una pizca de pimienta negra y miel (opcional).
Preparación:
1. Colocar un pocillo de agua a fuego medio alto con la canela, el jengibre y la cúrcuma.
2. Cuando comience a hervir, retirar del fuego y esperar a que se enfríe.
3. Colar y añadir una pizca de pimienta negra molida.
4. Agregar el jugo de medio limón y un poco de miel si se requiere endulzar.
5. Se aconseja tomar en las mañanas, en ayunas, y esperar media hora antes de comer.
6. No tomar más de una taza al día.
Cabe resaltar que, a pesar de los múltiples beneficios de estas planta (cúrcuma y jengibre), existen algunos casos en los que es mejor consultar a un médico antes, pues puede provocar contraindicaciones en el organismo. El medio especializado Mejor con Salud listó varias situaciones en las que es mejor esquivar su consumo:
- Durante el embarazo: algunos estudios indican que el jengibre podría provocar alteraciones hormonales y ocasionar contracciones prematuras. Sin embargo, otros estudios han afirmado que la planta podría aliviar las náuseas matinales. Lo mejor es solicitar la opinión de un especialista.
- Hemofilia: quienes padecen esta enfermedad suelen sangrar por periodos prolongados, pues su coagulación no es muy rápida. Debido a que el jengibre estimula circulación sanguínea, no es posible que estas personas lo consuman.
- Problemas en el corazón: cuando se consume de manera excesiva puede causar los efectos inversos a los que se mencionó como beneficios. Lo recomendable es consumir durante no más de cuatro días y después, descansar casi una semana antes de ingerirlo de nuevo.