Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explicó que ciertas personas usan la manzanilla para tratar diversos trastornos digestivos, incluyendo el malestar estomacal (indigestión), las náuseas, los vómitos, la pérdida del apetito y los gases intestinales (flatulencia).
Otra de sus características es que es vasodilatadora, lo que significa que produce relajación de los vasos sanguíneos, lo que permite que la sangre fluya con mayor facilidad.
Asimismo, como otras hierbas medicinales, la manzanilla es un sedante y tranquilizante natural, capaz de producir sueño natural y reparador, y calmar los nervios, gracias a que contiene apigenina, un suplemento natural.
Sobre la misma línea, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde indicó que el té de manzanilla puede regular el azúcar, el colesterol y la presión arterial.
Así las cosas, para preparar el té solo se debe hervir un litro de agua y agregar un puñado de flores de manzanilla para consumir en el transcurso del día.
Sin embargo, el uso de la manzanilla puede provocar reacciones alérgicas en algunas personas que son sensibles a la familia de plantas que incluye a la manzanilla. Otros miembros de esta familia son la ambrosía, la caléndula, la margarita y el crisantemo, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
Por tal razón, antes de consumir alguna planta, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues los resultados de los remedios caseros pueden variar de una persona a otra y adicional, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
Por su parte, otros hábitos saludables que ayudan a regular el azúcar, el colesterol y la presión arterial incluyen:
- Realizar actividad física: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad.
- Tener una dieta saludable: esta debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas y menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.
- Conseguir y mantener un peso corporal saludable: para saber si una persona está en un peso saludable, existen algunos métodos confiables. Uno es la determinación del Índice de masa corporal (IMC), que describe la relación entre peso y estatura y para calcular el IMC se necesita conocer el peso y la estatura y se aplica una sencilla fórmula matemática que consiste en dividir el peso entre la estatura al cuadrado: IMC = Peso (Kg) / Estatura al cuadrado (Mt).
Ejemplo: Una persona pesa 64 Kg y mide 1.5 metros: 64 / 1.5 x 1.5 = 28.44. Este dato indica el IMC de la persona (28.44) se encuentra en los valores correspondientes a sobrepeso.
Criterios de evaluación del IMC:
- Si el IMC es inferior a 18.5, está dentro de los valores correspondientes a “delgadez o bajo peso”.
- Si el IMC es entre 18.5 y 24.9, está dentro de los valores “normales” o de peso saludable.
- Si el IMC es entre 25.0 y 29.9, está dentro de los valores correspondientes a “sobrepeso”.
- Si el IMC es 30.0 o superior, está dentro de los valores de “obesidad”.