El resfriado común en la mayoría de los casos causa rinorrea o secreción nasal, congestión nasal y estornudo. Asimismo, es posible que se presente dolor de garganta, tos, dolor de cabeza u otros síntomas, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que los adultos sanos pueden esperar tener dos o tres resfriados al año, mientras que los bebés y los niños pequeños pueden tener resfriados aún más frecuentes.
Así las cosas, AFP reveló que un nuevo estudio publicado en The Journal of Allergy and Clinical Immunology, una revista científica estadounidense especializada en alergias e inmunología, detalla una nueva forma en que el organismo humano ataca a los intrusos, y descubre que funciona mejor cuando hace calor, pues tener caliente la nariz combate los resfriados, ya que en condiciones normales de temperatura corporal, las vesículas extracelulares (VE) fueron capaces de combatir los virus, presentándoles “señuelos” a los que se aferraban, en lugar de los receptores de las células a los que normalmente se habrían dirigido, pero a temperaturas más bajas, la producción de VE fue menos abundante y demostraron ser menos efectivas contra los virus probados: dos rinovirus y un coronavirus (no covid-19), comunes durante el invierno.
Asimismo, según le explicó a la AFP Mansoor Amiji, profesor de la Universidad Northeastern en Boston, quien codirigió la investigación, este estudio podría conducir al desarrollo de tratamientos para estimular la producción natural de VE, de modo de poder combatir mejor los resfriados, o incluso la gripe y el covid-19.
Por su parte, para fortalecer el sistema inmune y evitar las enfermedades, los expertos recomiendan:
1. Realizar ejercicio: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las nuevas directrices recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
2. Dormir bien: la mayoría de adultos necesita de siete a ocho horas de sueño.
3. Beber agua: el consumo diario de este líquido es diferente para los hombres y para las mujeres, ya que existen diferencias entre la ingesta, pero por lo general la mayoría de los hombres necesita aproximadamente 13 tazas de líquido al día y la mayoría de las mujeres necesita cerca de nueve.
4. Tener una dieta saludable: esta debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas y menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.
5. Consumir vitaminas: existen 13 vitaminas esenciales, las cuales son:
- Vitamina A.
- Vitamina C.
- Vitamina D.
- Vitamina E.
- Vitamina K.
- Vitamina B1 (tiamina).
- Vitamina B2 (riboflavina).
- Vitamina B3 (niacina).
- Vitamina B6 (piridoxina).
- Vitamina B12 (cianocobalamina).
- Folato (ácido fólico y B9).
- Ácido patoténico (B5).
- Biotina (B6).
6. Controlar el estrés: “Se ha demostrado que el estrés psicológico crónico disminuye el número de células B, que son aquellas que producen anticuerpos, así como la funcionalidad y la actividad de las células NK -Natural Killer por sus siglas en inglés-. Ambas están dentro del grupo de los linfocitos y tienen una función primordial en la defensa del organismo ante infecciones bacterianas, virales y micóticas. El problema radica en que frente a situaciones amenazantes, esta función puede afectarse por la liberación exagerada y sostenida de adrenalina y cortisol. Lo anterior, con el objetivo de proveer energía para hacer frente a las demandas externas”, explica la doctora Carolina Díaz, inmunóloga de Clínica Las Condes, de Chile.