Una infusión es una bebida que se prepara con agua caliente y en la que se añaden ingredientes naturales que se dejan reposar por unos minutos para que las sustancias y propiedades de las hojas suelten su sabor.
Adicional, es importante señalar que las infusiones se han consumido debido a sus propiedades medicinales, ya que muchas de las plantas que se emplean tienen diversos beneficios.
De hecho, el Grupo Sanitas de España reveló que las infusiones suelen ser muy utilizadas para paliar diversas complicaciones orgánicas, debido a que cada hierba tiene determinadas propiedades que la convierte en esencias particulares y su empleo terapéutico correcto puede facilitar la curación.
Por tal razón, El Universo reveló que la infusión de menta, la de boldo y la de diente de león son ideales para limpiar el hígado y bajar de peso, ya que tienen propiedades estimulantes, antisépticas, diuréticas, cicatrizantes y antimicrobianas.
De todos modos, antes de consumir alguna infusión lo primero que se debe hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista, para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
Adicional, porque de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Estados Unidos, las hierbas medicinales (o remedios herbales) son plantas usadas como medicamento y las personas las usan para ayudar a prevenir, curar una enfermedad, aliviar síntomas, incrementar la energía, relajarse o perder peso. Sin embargo, las hierbas no son reguladas ni probadas como los medicamentos.
De hecho, muchas personas creen que usar plantas para tratar una enfermedad es más seguro que tomar un medicamento, pues como las personas han estado usando plantas en medicina popular durante cientos de años, es fácil ver el atractivo, pero “natural” no quiere decir seguro, a menos que se tomen de la manera indicada, ya que algunas hierbas pueden interactuar con otros medicamentos, pues ser tóxicas en dosis altas o también, pueden causar efectos secundarios.
Por su parte, otros hábitos saludables que ayudan a cuidar el hígado y bajar de peso, incluyen:
- Realizar actividad física: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad.
- Tener una dieta saludable: esta debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas y menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.
- Tomar agua: Todos los días se pierde agua a través de la respiración, la transpiración, la orina y las deposiciones. Por tal razón, el consumo diario de este líquido es diferente para los hombres y para las mujeres, ya que existen diferencias entre la ingesta, pero por lo general la mayoría de los hombres necesita aproximadamente 13 tazas de líquido al día y la mayoría de las mujeres necesita cerca de nueve.
- Limitar el consumo de alcohol: si se bebe alcohol, es mejor hacerlo con moderación. Moderación significa que beber no es intoxicarse (o embriagarse) y que no se consuma más de un trago al día si es una mujer y no más de dos si es un hombre.