De acuerdo con información del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI, por sus silgas en inglés), la presión arterial alta se desarrolla cuando la sangre fluye a través de las arterias a presiones más altas de lo normal.

Según explica la fuente consultada, la presión arterial se compone de dos números. Por un lado figura la presión sistólica (cuando los ventrículos bombean sangre fuera del corazón). Por otro lado, también está la presión diastólica (la presión entre latidos cuando el corazón se está llenando de sangre).

Durante la jornada, y en función de las actividades que la persona ejecuta, la presión arterial cambia. Por ejemplo, en la mayoría de los adultos, la presión arterial normal es menos de 120 sobre 80 milímetros de mercurio (mm Hg), que se escribe como la lectura de la presión sistólica sobre la lectura de la presión diastólica: 120/80 mm Hg, según detalla el NHLBI.

Ahora bien, la presión arterial se considera alta cuando hay lecturas sistemáticas de presión sistólica de 130 mm Hg o más. También, si se registran lectura de presión diastólica de 80 mm Hg o más.

En ese orden de ideas, la enciclopedia médica MedlinePlus anota que la presión arterial alta, por lo general, no tiene síntomas. Entonces, esta es la razón por la que los chequeos médicos son importantes, de manera que el profesional de la salud pueda obtener un diagnóstico preciso y oportuno.

En vista de que la hipertensión no tiene síntomas característicos, las personas pueden desarrollar enfermedades cardíacas o problemas renales sin percatarse de que son consecuencia de la presión arterial alta.

No obstante, también menciona que existe una afección denominada hipertensión maligna, la cual es una forma peligrosa de presión arterial demasiado alta e incluye síntomas como: Dolor de cabeza fuerte, náuseas o vómitos, confusión, cambios en la visión y sangrado nasal.

La hipertensión puede derivar en problemas cardíacos. | Foto: Avel Mitja Varela/Getty Images

¿Cómo bajar la tensión con agua y limón?

La medicina tradicional ofrece numerosas alternativas, en ese caso, para tratar la presión arterial alta. Sin embargo, es pertinente mencionar que los remedios caseros no cuentan con respaldo científicos, por lo que su efectividad no está garantizada en un 100 %. Así mismo, su uso no sustituye bajo ningún concepto el tratamiento médico especializado.

Dicho esto, lo más recomendable siempre es acudir a un profesional de la salud para recibir orientación profesional y establecer el plan de acción más adecuado en función del cuadro que presenta cada individuo.

Según reseña el portal Mundo Deportivo, para bajar la tensión es necesario estimular las arterias para que se dilaten y contraigan correctamente. Esto se logra con una buena hidratación, de manera que el proceso de circulación se facilite.

En tal virtud, una opción de bebida que podría ayudar a regular la tensión es el jugo de limón, el cual sintetiza las propiedades de esta fruta para brindar un aporte beneficioso al organismo.

De acuerdo con el portal especializado Mejor con Salud, el limón es una fruta bastante valorada por sus propiedades medicinales. Dentro de sus beneficios destacan:

Ser un antiséptico y desinfectante natural.

  • Favorecer el buen funcionamiento del corazón.
  • Fortalecer las paredes de los vasos sanguíneos.
  • Promover la circulación sanguínea.
  • Disminuir la presión arterial.
  • Combatir la formación de coágulos.
  • Estimular las funciones hepáticas.

Por su parte, MedlinePlus señala que los tratamientos básicos para la presión arterial alta incluyen cambios de estilo de vida saludables para el corazón y medicamentos. Aunque adoptar rutinas como el ejercicio y la alimentación balanceada puede resultar efectivo, también hay ocasiones en donde los cambios no controlan ni disminuyen la presión arterial alta.

De ser el caso, la opción tradicional implica el consumo de medicamentos, los cuales deben ser recetados por un médico.