Hay muchos aspectos que se deben tener en cuenta para mantener una buena salud a nivel general y en el transcurso de los años, uno de ellos es el sueño. La cantidad de horas que se duerme son fundamentales para poder dejar que el cuerpo descanse, recargar energía y de esta manera rendir al siguiente día.
Lo más recomendable para los adultos es dormir diariamente entre 7 y 8 horas cada noche, aunque este tiempo varía dependiendo del contexto de cada uno, ya que por diferentes razones como el trabajo o ciertos compromisos, muchas personas no terminan descansando lo suficiente.
Diferentes estudios han dejado en evidencia las consecuencias que se tienen por dejar de dormir lo suficiente. Por ejemplo, una persona que no descansó el día anterior, es más propensa a tomar decisiones incorrectas a lo largo del día. Además, otro punto importante es que también se puede afectar la salud.
Dormir pocas horas lo podría subir de peso
Otra de las consecuencias recae directamente sobre la alimentación y el peso de una persona, ya que la nutrición y el sueño están relacionados. Varios estudios han demostrado que la cantidad y calidad del sueño influyen en los alimentos que se ingieren, esto debido a una hormona conocida como grelina, la cual se encarga de despertar la sensación de apetito. Además, estos aspectos también afectan a la leptina, hormona que promueve la reducción de ingesta energética.
“La falta de sueño provoca subidas de una hormona que hace que se antojen alimentos ricos en calorías. La pérdida de sueño también eleva los niveles de cortisol, lo que afecta a la capacidad del cuerpo para regular la glucosa y puede contribuir al aumento de peso, la resistencia a la insulina e incluso la diabetes de tipo 2″, explicó Theresa Schnorbach, experta en investigación del sueño de Emma.
De esta forma, dormir se convierte en algo fundamental debido a que ayuda a obtener un equilibrio entre estas dos hormonas.
La experta señaló, en medio de un congreso científico de la asociación norteamericana para el Estudio de la Obesidad, que dormir menos de cuatro horas por la noche puede aumentar hasta en un 73 % el riesgo de sufrir obesidad, un 50 % si solo se duermen cinco horas y un 23 % si el sueño es de seis horas.
Sumado a esto, un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine señala que comer en exceso durante la noche, puede llevar a que el sueño se vea afectado, por lo que es fundamental tener presente cuáles son los últimos alimentos que se ingieren antes de ir a la cama.
“Se recomienda consumir más fibra, menos grasas saturadas y menos azúcar a lo largo del día para conseguir un sueño mejor y más reparador. También es importante dar al cuerpo dos o tres horas entre la última comida y la hora de acostarse, para asegurarse que los alimentos se digieren correctamente”, agregó Schnorbach.
Además de lo anterior, también es indispensable tomar suficiente agua a lo largo del día para mantenerse hidratado. Todos estos factores ayudarán a que la persona concilie de mejor forma el sueño, logrando tener un descanso adecuado que permita al cuerpo recargar energías.