De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta saludable ayuda a proteger al ser humano de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.
De manera general, la OMS recomienda incluir alimentos en la dieta como frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales. De igual manera, sugiere reducir el consumo total de grasa de azúcares.
Por ejemplo, con el objetivo de reducir la ingesta de grasas, la autoridad sanitaria aconseja cocinar al vapor o hervir, en vez de freír. También sugiere reemplazar la mantequilla, la manteca de cerdo y la mantequilla clarificada por aceites ricos en grasas poliinsaturadas, por ejemplo, los de soja, canola, maíz, cártamo y girasol.
No obstante, el hecho de limitar el consumo de ciertos alimentos no necesariamente equivale a eliminarlos completamente de la dieta. En tal virtud, la clave está en tener un balance, priorizando comida saludable y acompañando su ingesta con otros hábitos como la actividad física regular.
En vista de que los alimentos son la principal fuente de energía para el organismo, las restricciones pueden ser contraproducentes si no se aplican con responsabilidad. Por esta razón es recomendable asesorarse con un nutricionista para definir la dieta adecuada en función de las características de cada persona.
Frente a los alimentos dulces existen numerosos mitos sobre sus efectos negativos en la salud. Si bien estos son respaldados por la evidencia científica, es pertinente mencionar que su desarrollo está estrechamente relacionado con las cantidades que se consumen.
El Instituto de Nutrición y Salud Kellogg’s reseña en su página web que los alimentos dulces “tienen incidencia en el nivel de serotonina del organismo. Éste es un neurotransmisor que participa en la señalización neuronal y en la transmisión nerviosa, posee estrecha relación con los estados de ánimo, ya que afecta zonas del cerebro relacionadas con la tranquilidad y la relajación”.
Por esta razón, los niveles de serotonina están relacionados con el estado de ánimo del ser humano. Cuando se consume un alimentos dulce y rico en carbohidratos, este neurotransmisor incidirá en que la sensación de bienestar aumente.
Por ejemplo, la creencia popular asocia el consumo de chocolates con la sensación de felicidad. Esta dinámica corresponder precisamente a los efectos que tiene el dulce sobre los niveles de serotonina en el organismo.
Sobre el chocolate, la fuente consultada detalla que la cafeína en su contenido proporciona un efecto estimulante, activando el sistema nervioso central y levantando el estado de ánimo. “Sus flavonoides son los responsables de favorecer la regulación de la presión arterial y una sustancia conocida como fitocannabonoides otorga efecto reconfortante, por lo que influencia en el estado de ánimo”, agrega.
El tercer alimento que destaca el Instituto de Nutrición y Salud Kellogg’s para mejorar el estado de ánimo incluye todos aquellos que son ricos en vitamina B, pues la deficiencia de este nutriente puede alterar el sistema nervioso central y dar paso a la depresión.
Por ello, sugiere incluir en la dieta alimentos ricos en vitaminas del complejo B, como verduras de colores fuertes, frutas cítricas, leguminosas, cereales fortificados para el desayuno, levadura de cerveza, entre otros.
Contraindicaciones de una dieta rica en azúcar
El consumo excesivo de este tipo de alimentos está asociado con múltiples efectos negativos para la salud. Por ejemplo, la enciclopedia médica MedlinePlus reseña algunos puntos a considerar:
- Una dieta rica en azúcar es una importante causa de caries dental.
- Los alimentos ricos en azúcar tienden a tener menos vitaminas y minerales. Además, los alimentos ricos en azúcar tienen calorías adicionales que pueden llevar a la obesidad.
- Es recomendable agregar fibra a la dieta para regular los niveles de azúcar en la sangre.