En muchas ocasiones usted ha podido escuchar la frase: “somos lo comemos”, que traducida de manera práctica daría cuenta de que todo lo ingerido, tiene una repercusión directa en la salud y las posibles enfermedades que se puedan llegar a presentar con el pasar de los años.

Es por esto, que intentar llevar a la mayor expresión una dieta balanceada permitirá alejar al organismo de patologías sumamente complejas de tratar a futuro. Artritis, el asma o la diabetes, patologías cardíacas o cáncer, son algunas de ellas.

Los dolores en las articulaciones son uno de los síntomas más comunes de artritis. | Foto: Getty Images / Jose Luis Pelaez Inc

En este sentido, lo que trata de mostrar el medio Nutrición y Salud a través de un artículo, es que para hacerle frente a esto hay que implantar lo que se llamaría como una alimentación antiinflamatoria, capaz de evitar hinchazón, inflamaciones crónicas o la fibromialgia.

A continuación, se explicará a detalle los problemas de salud que podrían requerir una alimentación de este tipo. Si bien se piensa que las inflamaciones solo son de tipo digestivos, hay otras que no de prestar atención a lo que se come pueden ser molestas.

  • Dolor crónico: si se padecen dolores crónicos en las articulaciones, como la artritis, la dieta antiinflamatoria puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar las molestias.
  • Enfermedades cardíacas: la inflamación crónica puede contribuir a generar enfermedades cardíacas y la dieta ayuda reducir el riesgo.
  • Problemas digestivos: la inflamación en el tracto digestivo puede causar problemas como el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), el síndrome del intestino irritable y la colitis ulcerosa.
Tiroides / Paciente obeso / obesidad / Endocrinología | Foto: Getty Images
  • Sobrepeso u obesidad: el exceso de peso produce inflamación en el cuerpo y consumir alimentos antiinflamatorios puede ayudar a reducir el peso y mejorar la salud.
  • Problemas de piel: la inflamación también se refleja en la piel, con problemas como el acné y el eccema.
  • Depresión y ansiedad: una inflamación cronificada se ha relacionado también con problemas psicológicos, como la depresión y la ansiedad y, en estos casos, la dieta antiinflamatoria favorece la salud mental.

Alimentos altamente efectivos

Así como se retrató el problema anteriormente, también se entregará la solución o parte de ella a través de la alimentación. En primera instancia, se señalarán esas frutas que están catalogados como altamente efectivos.

Piña, manzana y papaya, ese trío de frutas son sumamente buenas en caso de sufrir alguno de los casos antes mencionado. Sus características las hacen de fácil digestión, además, que por tener un alto contenido de agua pueden llegar a purificar de cierta medida el organismo.

Además de estas, en el listado pueden también estar incluidas las: cerezas, frutas cítricas (naranja y limón), frutos rojos, espinacas, brócoli, apio, entre otras. Por otra parte, hay proteínas y otro tipo de productos que sumados a lo anterior, darían para un plan altamente efectivo contra la inflamación.

  • Pescado azul: especialmente el salmón, el atún y las sardinas, ricos en ácidos grasos omega-3.
  • Frutos secos y semillas: pistachos, nueces, almendras y semillas de chía y lino.
  • Té verde: es rico en antioxidantes y catequinas, compuestos antiinflamatorios.
  • Especias: jengibre, cúrcuma y canela.
  • Probióticos: como los que contienen el yogur y el kéfir, que ayudan a equilibrar la flora intestinal y reducir la inflamación.

Finalmente y solo para tener en cuenta si se padece de inflamación, es necesario que se eviten un listado de productos que no llevarán a un buen resultado si la intención es desaparecer las molestias de este tipo:

Alimentos ultra procesados
  • Alimentos procesados: embutidos, productos precocinados y alimentos con aditivos artificiales.
  • Alimentos fritos y procesados: dulces, patatas fritas y snacks.
  • Azúcar y alimentos con azúcares añadidos.
  • Grasas saturadas: presentes en los productos ultraprocesados y en las carnes rojas.
  • Alimentos refinados: pan blanco, arroz blanco y pasta refinada.
  • Alcohol: su consumo aumenta la inflamación y el riesgo de enfermedades crónicas.
  • Cafeína: tomarla en exceso también contribuye a inflamar el cuerpo.