Diariamente, las personas suelen estar rodeadas de bastante ruido, ya sea por la contaminación auditiva del trabajo o del entorno en el que están. Además de ello, la mayoría de veces no son conscientes de las consecuencias que esto puede provocar en uno de los órganos vitales del organismo, el oído.

Cabe mencionar que los ruidos que están por debajo de 70 decibelios no dañan los oídos. Sin embargo, cuando los ruidos superan ese nivel, puede producirse un daño y mientras más alto sea el nivel de decibelios, más daño pueden sufrir los oídos, en incluso puede provocar la pérdida auditiva.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5 % de la población mundial, es decir, unos 432 millones de personas adultas y 34 millones de niños, requieren rehabilitación para una pérdida discapacitante de la audición y se calcula que para el año 2050, una de cada diez sufrirá esta condición.

De este modo, es importante evaluar el volumen de los ruidos y por ello la doctora Jamie Bogle, otorrinolaringóloga y cirujana de cabeza y cuello de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señala que “los pacientes suelen preguntar cuán alto es demasiado alto. Al respecto, la regla general es la siguiente: si tiene que gritar para que le escuche alguien que está a un brazo de distancia de usted, entonces, está expuesto a demasiado ruido”.

En cuanto a la pérdida de la audición, esto puede aparecer a cualquier edad y se debe a varios factores, entre ellos, la exposición a ruidos fuertes. A su vez, este problema de salud normalmente ocurre de forma gradual, pues las personas suelen no darse cuenta de cuánto ha disminuido con el transcurso del tiempo. Por esta razón, es importante prestar atención a las siguientes señales:

  • Dificultad para comprender palabras, en especial, cuando hay ruido de fondo o en una multitud.
  • Problema para oír las consonantes.
  • Pedirles frecuentemente a los demás que hablen más lento, con mayor claridad y más alto.
  • Necesidad de subir el volumen de la televisión o de la radio.
  • Abstenerse de participar en las conversaciones.
  • Evitar algunos entornos sociales.

A pesar de que la pérdida de la audición por los niveles altos de ruido no es recuperable, se puede adoptar algunos cambios saludables para evitar perderla. La doctora Bogle brinda algunas recomendaciones para proteger la audición:

  • Restringir la exposición a los ruidos fuertes y tomar un descanso después de exponerse prolongadamente a ruidos fuertes.
  • Proteger los oídos cuando se tenga que participar en alguna actividad con ruido fuerte.
  • Utilizar dispositivos que encajen bien en las orejas. Todos los dispositivos para protección de los oídos tienen etiquetas que muestran cuánto reducen el ruido. Mientras más alto sea el número, más ruido reduce el dispositivo.
  • Si se trabaja expuesto a mucho ruido, espacialmente si se utilizan herramientas eléctricas ruidosas o equipos de jardinería, considerar usar orejeras ajustadas o tapones en los oídos.
  • Los niños también necesitan protegerse del ruido. Existen orejeras especialmente diseñadas para recién nacidos y niños pequeños.
  • Es necesario verificar que haya un límite para el volumen de cualquier dispositivo que los niños usen para escuchar.
  • Poner almohadillas debajo de los electrodomésticos ruidosos y no usar varios de ellos al mismo tiempo.
  • Se aconseja realizar un examen de la audición si se presenta algún síntoma o signo de alerta relacionado.