El Instituto Nacional de Salud (INS) lanzó la alerta a finales de noviembre: las festividades decembrinas y la época vacacional que se extiende hasta enero dan pie al aumento de casos de infección respiratoria por distintos virus por cuenta de una mayor interacción social.
De acuerdo con el análisis del comportamiento epidemiológico, logrado a través de los reportes hechos al Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), este año se ha presentado una importante circulación del virus sincitial respiratorio, que afecta tanto a niños como adultos mayores. Y del rinovirus, que golpea en mayor proporción a los niños de todas las edades. Ambos están circulando con enterovirus, rinovirus, adenovirus, parainfluenza e influenza B, y el mismo SARS-CoV-2, causante de la covid-19.
Esto quiere decir que el SARS-CoV2 se encuentra dentro de los cinco primeros microorganismos circulantes en esta temporada de fin de año.
El asunto cobra vigencia en un país donde se escriben dos caras de una misma moneda en materia de vacunación contra la covid: por un lado, un ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, que públicamente cuestiona la efectividad de unas vacunas, cuyos creadores fueron incluso merecedores del Premio Nobel de Medicina.
Y, por otro lado, una disminución drástica en el ritmo de vacunación en 2023 debido a varios factores, entre ellos la falta de una política clara en esta materia, lo que implica ausencia de pedagogía por parte del Gobierno nacional para que los colombianos no desestimen el impacto de la enfermedad.
Es como si se hubiera olvidado que la vacunación reduce los síntomas de la covid prolongada, así como el riesgo de hospitalización en el caso de las personas con comorbilidades.
De hecho, está documentado que el país desperdició cientos de vacunas contra la covid. Hasta septiembre pasado, los biológicos tirados, literalmente, a la basura sumaban cerca de 7,8 millones, pues se vencían antes de que las personas acudieran a los puntos de vacunación. Esto representó un costo cercano a los 317.000 millones de pesos.
Así, mientras lotes enteros de vacunas estuvieron guardados hasta vencerse, la cobertura de esquemas completos y refuerzos en distintos sectores de la población se estancó en todos los departamentos.
No avanza
Lo preocupante es que, hasta ese momento, según datos del propio Ministerio de Salud, la historia que se vivía en clínicas y hospitales era preocupante: más de 45 niños y menores de 4 años terminaron en una uci y siete más murieron por complicaciones asociadas a la covid-19. A eso se suma que más de 600 adultos mayores de 60 años que nunca se vacunaron murieron.
Precisamente, la Sociedad Colombiana de Pediatría, SCP, la Asociación Colombiana de Infectología, ACIN, y la Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología lanzaron una preocupante alerta en el país, al advertir la no disponibilidad de vacunas contra el covid-19 para atender a niños, adolescentes y gestantes.
Y subrayaron “el número insuficiente de dosis de vacunas contra el covid-19 bivalentes o incluso actualizadas para cubrir a la población adulta priorizada, lo cual expone a estas poblaciones a infección grave, complicaciones y en ocasiones secuelas a largo plazo”, manifestaron estas asociaciones médicas a través de un comunicado.
En medio de ese panorama, no se entiende cómo Colombia demoró la entrada de las llamadas vacunas bivalentes BA4/BA5, aquellas que protegen contra dos tipos de cepas de un virus y, en especial, de las más recientes de la covid-19, como ómicron, aunque se aplican en otros países de la región desde hace un año, caso de Chile. De hecho, es un lineamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hasta el momento, las únicas vacunas bivalentes desarrolladas, estudiadas y aprobadas por los científicos para aplicarlas en humanos son las versiones adaptadas de Moderna, Spikevax y Pfizer-BioNTech (Comirnaty).
Estos biológicos empezaron a ser aprobados a finales de 2022 por varias entidades de regulación, como la FDA, de Estados Unidos. Y cuando llegaron en el mes de septiembre no se comenzó su inmediata aplicación entre la población.
Así lo denunció el 2 de noviembre pasado Andrés Forero, congresista del Centro Democrático. “Tardaron más de un año en traer 757.400 vacunas bivalentes, en el marco de un contrato suscrito por el Gobierno anterior. Lo grave es que se vencían en diciembre y hasta comienzos de noviembre no había comenzado su distribución”, aseguró Forero.
La situación, afirma el representante, se debe al “dogmatismo y desgreño gubernamental. Las vacunas bivalentes llegaron tarde y cuando ya en el mundo se están aplicando nuevas vacunas monovalentes (para una sola cepa) de la variante ómicron”.
Solo tras la denuncia, el Gobierno nacional anunció el 9 de noviembre que comenzaría la aplicación de las vacunas bivalentes. La primera dosis, de acuerdo con el Minsalud, se inyectó en Leticia, Amazonas. Aquello sucedió solo hasta el 19 de noviembre.
De acuerdo con Ramiro Jaramillo, experto en salud pública, la explicación que entregó en su momento el Minsalud es que, antes del 30 de junio de este año, el país no contaba con la autorización para el uso de la vacuna bivalente. Pero luego “el país se aprovisionó con 757.400 dosis de vacuna del laboratorio Moderna bivalente BA4/BA5. Lo que no se entiende es que la gestión no se haya agilizado, desconociendo que el virus de la covid-19 ha mutado a nuevas cepas y que el riesgo no ha cesado. Solo en Estados Unidos, más de 400.000 niños mueren cada año a causa de la enfermedad”.
El Ministerio de Salud estableció el cronograma de despacho de la vacuna bivalente entre noviembre de 2023 y abril de 2024. Esto, teniendo en cuenta que en Colombia se han registrado un total de 6.384.298 casos confirmados desde el inicio de la pandemia, según datos del Sivigila, con corte el 28 de octubre de 2023.
Sin embargo, el propio Forero encendió de nuevo las alarmas este viernes:
Consultado por SEMANA, Rolando Pajón, director médico del laboratorio Moderna, asegura que Colombia debe acelerar la marcha, pues el covid no ha desaparecido y aún convive entre millones de personas. “Muchos han bajado la guardia y si eso sigue así puede haber un nuevo pico mundial de contagios. En Estados Unidos, cada día mueren entre 250 y 400 personas por la enfermedad. Y aunque el riesgo de hospitalización y muerte en niños es menor, no es cero. En población pediátrica es mayor que otros virus, como la varicela. Debemos tener claro que, incluso en personas que ya han superado la covid-19, la protección conferida por la enfermedad es muy limitada”.
Agrega que quien se vacunó “en 2021 y no lo hizo más esa vacuna lo protegía bien contra el virus que circulaba en ese momento, pero el que está circulando ahora es una subvariante de ómicron y está enfermando a las personas que no se han puesto su dosis de refuerzo, que no han actualizado su respuesta inmune. Mi recomendación es que la gente se ponga la vacuna más actualizada disponible”.
Se debe tener en cuenta que la vacuna bivalente contra la covid-19 debe ser inyectada en personas que hace seis meses o más se aplicaron su última dosis, así como los mayores de 60 años, los mayores de 18 años con comorbilidades y el personal de la salud. Las vacunas deben estar disponibles en todas las EPS.