Hace un par de décadas, cuando se hablaba del mundo de los videojuegos, muchos no lo consideraban un tema serio, no era más que un entretenimiento para niños y adolescentes aficionados a la tecnología. Sin embargo, con el pasar de los años, esta industria ha evolucionado y ganado adeptos, entre ellos personas que poco o nada saben de juegos de video, pero que gracias a su gusto por las redes sociales, la música, la política o la moda terminaron inmiscuidas.

Las cifras hablan por sí solas. Desde hace algunos años, la industria de los videojuegos es la que más dinero produce, incluso por encima de las superproducciones de Hollywood. La película más taquillera hasta la fecha es Vengadores: Endgame; ha recaudado 2.790 millones de dólares, cifra muy por detrás del videojuego Grand Theft Auto V, que desde 2013 ha obtenido más de 6.000 millones de dólares.

Si antes de la pandemia los videojuegos ya atravesaban una bonanza, en 2019 las empresas de ese sector facturaron 120.100 millones de dólares. Con las cuarentenas y las personas pasando más tiempo en sus hogares al frente de las pantallas, esta industria está llegando a niveles inimaginables. Un estudio de SuperData reveló que la audiencia de los videojuegos en plataformas como Twitch es mayor que el público combinado de HBO, Netflix, ESPN y Hulu. Este hecho no ha pasado desapercibido para las grandes figuras del entretenimiento, quienes encontraron en este espacio nuevas formas de llegar a las personas.

Por ejemplo, quién iba a pensar en un desfile de moda dentro de un juego. Unos meses antes de la llegada del coronavirus, Louis Vuitton patrocinó el campeonato mundial de League of Legends y suministró trajes (skins), agotados en una hora. El año pasado, Marc Jacobs y Valentino lanzaron colecciones en el exitoso juego Animal Crossing, y Burberry inauguró la Semana de la Moda londinense primavera-verano 2021 con un desfile en Twitch.

Es tal la popularidad de los videojuegos que incluso el emblemático Museo Gettyde Los Ángeles aprovechó Animal Crossing para seguir funcionando. En este mundo de fantasía puso a disposición más de 7.000 obras que los usuarios podían visitar a lo largo del mapa; sin duda es una experiencia que ningún artista hubiera considerado hace algunos años.

Los mayores conciertos de 2021 se realizarán a través de videojuegos. Mientras millones de aficionados esperan que estos espectáculos regresen, las estrellas se han convertido en avatares que rompen récords de asistencia.

A mediados de abril pasado, 12,3 millones de personas vieron simultáneamente un avatar del rapero Travis Scott tocar un set de nueve minutos dentro del juego Fortnite, el equivalente a 144 estadios de Wembley con las entradas agotadas. En YouTube, el espectáculo psicodélico ha sido visto desde entonces 128 millones de veces. El mismo J Balvin dio un concierto la noche de Halloween para todos los usuarios de Fortnite por más de 40 minutos.

Si se elige un videojuego de éxito, lo más probable es que un avatar de una estrella musical haya aparecido el año pasado en él, desde la cantante Phoebe Bridgers en Animal Crossing hasta el roquero Ted Nugent en Call of Duty.

Aunque muchos siguen viendo los videojuegos como una herramienta de ocio, lo cierto es que ya participan políticos. En mayo, la joven congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez creó una isla en Animal Crossing y dio un discurso en la graduación de un fan en el juego. Los activistas de Black Lives Matter instauraron allí un monumento a George Floyd en el verano y también montaron manifestaciones en Los Sims, Grand Theft Auto y World of Warcraft. En octubre, la campaña de Joe Biden también creó una isla en Animal Crossing, en la que los usuarios podían tomarse selfis con Biden y recoger carteles de Biden-Harris.

Incluso, Naciones Unidas trabaja con los desarrolladores de juegos para difundir la conciencia medioambiental. Estos son el mayor medio de entretenimiento del mundo y “tienen el poder de involucrar a la gente, permitiéndole participar de una manera que ningún otro medio puede”, explicó a The Times Sam Barratt, quien dirige la división de ecosistemas de juventud, educación y promoción de la ONU. “Mis hijos pasan mucho tiempo en juegos en los que la energía –ya sea el combustible de los coches o la electricidad de las salas de juego– es una característica. Empecé a pensar si había una manera de utilizar esto para discutir cómo la energía puede ser limpia y verde”.

Hace un par de meses, Barratt organizó conferencias y sesiones de creatividad con desarrolladores de juegos para debatir y crear formas en las que el contenido pudiera difundir mensajes medioambientales. Los resultados incluyen Transformers: Earth Wars, en el que el planeta natal de los Transformers ha sido destruido por el uso insostenible de la energía; un juego de Subway Surfers, ambientado en Bali, en el que los jugadores tienen que proteger la frágil isla de la destrucción ecológica; y Angry Birds 2, que incluye un nivel de deforestación. Hasta la fecha, 110 millones de usuarios han participado en juegos con elementos ecológicos, y este año habrá más.

Para Jon Brown, el guionista de la popular serie de televisión Succession, el videojuego es ahora la cultura dominante, tal y como lo fue la pantalla chica en su momento: “Los grandes juegos dan a la gente un lugar en el que se siente feliz, donde puede jugar a ser un guerrero o un policía, recibiendo constantes y sofisticadas recompensas de dopamina”.

Es tal la evolución de los videojuegos que para muchos debe ser considerado como un arte, al igual que lo es la música o la pintura. “La tecnología ha expandido el lienzo donde los artistas pueden pintar y contar sus historias. Como forma de arte que solo existe en el espacio digital, los videojuegos son realmente una colisión de arte y ciencia. Incluyen muchas formas de expresión artística tradicional –escultura en forma de modelado 3D, ilustración, arcos narrativos y música dinámica–, que se combinan para crear algo que trasciende cualquier categoría”, escribió Chris Melissinos, curador de la exhibición ‘El arte en videojuegos’, del Smithsonian.