En 2020, la declaración de la pandemia del coronavirus hizo que el mundo prestara mayor atención frente a las enfermedades infecciosas. Después de dos años vertiginosos en los que el sistema de salud de cada país fue puesto a prueba, no es para menos que un nuevo factor de riesgo genere preocupación.
La viruela símica, también conocida como viruela del mono, es una enfermedad causada por un virus transmitido de los animales a las personas (zoonosis viral). Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), se reportan casos esporádicamente en zonas centrales y occidentales de la selva tropical de África.
En los casos iniciales de viruela símica, la infección ocurre por contacto directo con la sangre, líquidos corporales, lesiones cutáneas o las mucosas de animales infectados. Cocinar incorrectamente la carne de animales infectados es un posible factor de riesgo para desarrollar la afección.
La transmisión de persona a persona de esta enfermedad puede ocurrir por contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias o lesiones de la piel de una persona infectada. “La transmisión se produce principalmente por gotículas respiratorias, generalmente tras prolongados contactos cara a cara con el paciente, lo que expone a los miembros de la familia de los casos activos a un mayor riesgo de infección”, indica la OMS.
Las personas más vulnerables a este virus son los adultos jóvenes, las mujeres embarazadas y los niños. “La tasa de letalidad ha variado mucho en las distintas epidemias, pero ha sido inferior al 10 % en los eventos documentados. La mayoría de las defunciones se producen en los niños pequeños y, en general, los grupos de edad más jóvenes parecen ser más susceptibles a la viruela símica”, añade la organización.
¿Quiénes tienen menor riesgo?
De acuerdo con Luigi Ferrucci, director científico del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, los adultos mayores vacunados contra viruela pueden infectarse, sin embargo, son menos propensos a desarrollar síntomas graves.
“En resumidas cuentas, incluso quienes fueron vacunados hace muchas décadas, mantienen un nivel muy, pero muy alto, de anticuerpos y la capacidad de neutralizar el virus”, le comentó Ferrucci a The New York Times. “Incluso si se vacunaron hace 50 años, esa protección debería seguir presente”, agregó.
Puntualmente, en Estados Unidos, donde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han identificado nueve casos de viruela del mono, se dejó de implementar la inmunización rutinaria contra la viruela en 1972. No obstante, el ejército continuó su programa de vacunación hasta 1991 a manera de precaución en contra de un ataque bioterrorista, reseña el medio citado.
Si bien las personas con un nivel de anticuerpos alto asociado a la vacunación pueden evitar cuadros graves de la enfermedad, es importante no confiarse y estar atento a los síntomas o señales de alarma. Los síntomas de la viruela del mono son:
- Sarpullido.
- Fiebre.
- Dolor de cabeza.
- Dolores musculares.
- Dolor de espalda.
- Ganglios linfáticos inflamados.
- Escalofríos.
- Agotamiento.
Los síntomas de esta enfermedad pueden durar de cinco a 21 días. La OMS explica que la infección de viruela símica puede dividirse en dos etapas. La primera es la de incubación, que puede durar entre cero Y cinco días. La segunda, de erupción cutánea, que puede variar entre uno a tres días, después del inicio de la fiebre. Esta afección en la piel suele afectar en el 95 % de los casos el rostro, el 75 % las palmas de las manos y de los pies.
Ante el panorama generado por los casos de viruela del mono, la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés) recomendó el pasado lunes, 23 de mayo, un aislamiento de 21 días para las personas que están en riesgo de haberse contagiado.
Por lo tanto, pidieron a quienes han estado en contacto con una persona que tengan la viruela del mono, que faciliten sus contactos, no viajen y eviten cualquier proximidad con mujeres embarazadas o niños menores de 12 años.