La deficiencia visual es una condición que aqueja a millones de personas en el mundo, quienes deben lidiar con problemas para percibir los objetos y personas con claridad, o que han perdido la visión del todo.
Estas complicaciones, según indica la Organización Mundial de la Salud, podrían haberse evitado, por lo menos en la mitad de los casos, a partir del cuidado de la salud ocular y el tratamiento oportuno de las afecciones que la deterioran.
Al respecto, hay investigaciones que pretenden demostrar el vínculo que tendría la exposición continua a las pantallas con el desarrollo de afecciones visuales que puedan dañar gradualmente la visión.
De acuerdo con el portal Dos farma, el uso constante de aparatos tecnológicos, como los computadores, los celulares y otros dispositivos móviles, está asociado con el cansancio de los ojos, que deben esforzarse por filtrar la cantidad de luz que reciben desde las pantallas cada día.
Esta fatiga ocular se puede identificar por la aparición de diversas molestias, como la picazón, la resequedad y la irritación.
Sobre este factor de riesgo para el desarrollo de deficiencias visuales alertan los expertos, quienes reconocen que estos dispositivos, al igual que el televisor, se han convertido en parte de la cotidianidad y que las personas dedican varias horas del día a las pantallas, bien sea por ocio, trabajo o estudio.
Pero, ¿qué tan grave podría ser la exposición a la luz de las pantallas?
A más de uno le habrán dicho en su infancia que es malo ver la televisión tan cerca, debido a que puede dañar la salud de los ojos. Sin embargo, como señalan desde la Clínica Baviera, en su blog especializado en la visión, no hay evidencia suficiente para relacionar la aparición de deficiencias visuales con esta costumbre de pasar horas frente al televisor.
Según explican, la advertencia se originó por una falla técnica que presentaron algunos televisores durante los años sesenta y que podía poner en riesgo a las personas, porque podían entrar en contacto directo con los rayos x emitidos por la pantalla. No obstante, ese error de fábrica no es una cuestión que persista hoy en día.
Pese a que se debe seguir estudiando la relación de la exposición de las pantallas con enfermedades específicas que alteran la visión, lo que es innegable es que este uso excesivo sí puede agotar los ojos y causar malestares incómodos, como la visión borrosa y el dolor de cabeza. Estas son consecuencias que pueden aliviarse después de unas horas, sin que represente un daño irreversible para la capacidad visual.
El especialista en oftalmología Mauricio Casanovas, consultado por la plataforma Top Doctors de España, señala que la exposición ininterrumpida a las pantallas ha llevado a agrupar la sintomatología que experimentan las personas bajo el nombre de Síndrome de la pantalla de visualización.
De acuerdo con la Clínica Oftalmológica Rubí, esta condición describe las molestias ocasionadas por utilizar aparatos electrónicos durante periodos prolongados. Entre ellas, se listan el enrojecimiento de los ojos, la fatiga ocular, la resequedad del globo ocular, el lagrimeo y la visión doble o borrosa.
Para evitar la aparición de estos síntomas, se aconseja poner en práctica algunas recomendaciones básicas de cuidado, como permitir que la visión descanse después de mucho tiempo frente a la pantalla. Dicho truco se conoce como la regla 20-20-20, la cual consiste en hacer una pausa cada 20 minutos, observando a un punto ubicado a 20 pies de distancia durante 20 segundos.
Cabe decir que, ante cualquier dificultad con la visión, se sugiere consultar a los especialistas y determinar si es necesario algún tipo de reparador visual, como lentes (gafas o de contacto) formuladas.