Las vitaminas son sustancias orgánicas presentes en cantidades muy pequeñas en los alimentos, pero necesarias para el metabolismo. La función de la vitamina D en el cuerpo es permitir la absorción adecuada del calcio, uno de los principales elementos que constituyen los huesos.
La vitamina D se encuentra de modo natural solo en la grasa de ciertos productos animales. Los huevos, el queso, la leche y la mantequilla también son buenas fuentes en dietas normales. La carne y el pescado contribuyen en cantidades pequeñas y los cereales, hortalizas y frutas no tienen vitamina D.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el cuerpo tiene una capacidad considerable para almacenar vitamina D en el tejido graso y en el hígado. De hecho, una reserva adecuada es importante en las mujeres embarazadas, a fin de evitar la predisposición al raquitismo en los bebés.
Además, debido a que la vitamina D juega un papel importante en la absorción del calcio, es importante durante el desarrollo de los dientes, pues garantiza que se mantengan sanos y protegidos contra factores que pueden dañar las encías y el diente como tal.
Incluso, según un estudio en India, citado por la organización Nutri-Facts, “los efectos antiinflamatorios de la vitamina D podrían contribuir al tratamiento de la gingivitis”, una infección bacteriana que causa inflamación en las encías alrededor de la base de los dientes.
La revista Journal of the Canadian Dental Association, en uno de sus artículos también indicó que, aunque no existen todavía suficientes estudios, la deficiencia de vitamina D podría estar relacionada con las enfermedades periodontales en personas entre 13 y 79 años.
Cabe resaltar que de acuerdo con los expertos, la cantidad de vitamina D que necesita el cuerpo cada día depende de la edad, pero las personas que tiene alto riesgo de deficiencia pueden requerir más. Por ello, es importante consultar al médico para que este lo determine dependiendo de las condiciones de salud y la edad.
El consumo diario recomendado para adultos es de 600 unidades internacionales (UI) de vitamina D por día y esta cantidad aumenta a 800 UI para los mayores de 70 años, precisa el instituto de investigación clínica Mayo Clinic. Para alcanzar este nivel se pueden elegir alimentos como pescados grasos, como el salmón, la trucha, el atún y el fletán o alimentos fortificados, como la leche y el yogur.
Por otro lado, los principales síntomas de deficiencia de vitamina D en el cuerpo son los siguientes:
- Dolor de huesos: la vitamina D ayuda a mantener la salud ósea de varias formas pues mejora la absorción de calcio a nivel orgánico. El dolor de huesos y la lumbalgia pueden ser signos de niveles inadecuados de vitamina D en la sangre.
- Fatiga y debilidad: cuando hay deficiencia de vitamina D, el cuerpo puede sentir una sensación de fatiga, debilidad y malestar, indica el portal especializado Tua Saúde.
- Cicatrización de heridas: la cicatrización lenta de las heridas después de una cirugía o una lesión puede ser una señal de que los niveles de vitamina D son demasiado bajos.
- Pérdida ósea: muchas personas mayores a las que se les diagnostica pérdida ósea creen que necesitan tomar más calcio. Sin embargo, también pueden tener deficiencia de vitamina D. La baja densidad mineral ósea es una señal de que los huesos han perdido calcio y otros minerales, lo que ocasiona mayor riesgo de fracturas y las mujeres son las más propensas a sufrirlas especialmente después de los 50 años.
- Enfermedades frecuentes: una de las funciones más importantes de la vitamina D es mantener fuerte el sistema inmunológico para que pueda combatir los virus y bacterias que causan enfermedades.