El cambio climático es un tema que se ha hablado desde hace muchos años en las aulas de clase, empresas, gobiernos y diferentes entidades e instituciones que toman decisiones importantes a lo largo y ancho de todo el planeta.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, (IPCC por sus siglas en inglés), en su informe de 2021, titulado Cambio Climático 2021: Bases físicas, afirma que el calentamiento global es generalizado, avanza con rapidez y se intensifica. También subraya la urgencia de reducir de forma sustancial, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero, conforme registra la web de la ONU.

Entre tanto, el calentamiento global cada vez muestra peores índices, aunque muchos trabajan diariamente para mejorar el impacto que tienen en el tema. De hecho, todos los años se mide de diferentes maneras los recursos naturales que se necesitan para la población mundial.

En ese sentido, pequeñas acciones afectan a este fenómeno, como el uso de los plásticos, el no reciclar o reutilizar, emplear baterías de plomo-ácido, productos de la minería, desechos del carbón, plaguicidas, entre otros. Así como el consumo desmedido que hace que se produzcan cada vez más y más productos que sean difíciles de descomponer o que lleven por lo menos 500 años en la misma.

Esto es lo que ha causado, por ejemplo, el descongelamiento del hielo de los polos, afectando el ecosistema en el que viven centenares de animales como osos y pingüinos, y también, el uso de aerosoles causa la ruptura de la capa de ozono. E incluso las emisiones de dióxido de carbono que se generan desde fábricas, autos, motocicletas, y hasta aviones.

Hace un tiempo hubo una gran polémica por el reporte de varias personalidades de Hollywood que viajaban en sus aviones privados distancias muy cortas solo por evitar el tráfico de la ciudad, una de ellas fue la empresaria Kylie Jenner.

(Foto de Gent SHKULLAKU / AFP) / | Foto: AFP or licensors

Debido a esto, muchos ambientalistas han puesto la lupa sobre este tema, reclamando que, “los aviones representan entre el 2 y 3 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO₂), pero antes de la pandemia su participación crecía a una gran velocidad. Las emisiones globales de CO₂ podrían duplicarse para el año 2050 con respecto al 2019, ya que cada vez más personas vuelan, según las cifras de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)”, de acuerdo a Swissinfo.

Ahora, es esto precisamente lo que tiene en alerta a la población, pues contrario a reducir su impacto, hay una práctica aeronáutica que, para los ambientalistas, está dejando una huella aún más grande e innecesaria en el porcentaje de CO₂.

Durante la pandemia se incrementó una práctica para que los aviones no pierdan las designaciones que tienen en la franja horaria para despegar o aterrizar, pues esto también implica que perderían las mejores horas, lo que podría tener un impacto en su mercado.

Lo cierto es que los vuelos fantasma son los viajes de aquellos aviones que parten sin pasajeros ni carga, o bien con menos del 10 % de su capacidad. Se trata de un fenómeno que ha despertado mucha curiosidad, pero también preocupación, al hacerse bastante frecuente en Estados Unidos y Europa en meses recientes, según registra La República de Perú. Lo único que sí hace es ayudar a cumplir la cuota del 80 % de vuelos para conservar las horas con las que deben cumplir.

Durante la pandemia y con la disminución de los vuelos en todo el mundo, esta práctica se incrementó y hoy en día sigue representando un problema para el medioambiente. CNN mencionó un análisis de Greenpeace en el que afirman que “el daño climático es equivalente a las emisiones anuales de más de 1.4 millones de autos”.